Viene con más legitimidad, porque su triunfo en las últimas elecciones fue aplastante, a diferencia de la elección anterior cuando si bien ganó en el Colegio Electoral, perdió en el voto popular.
Viene con más poder porque el triunfo no fue solo en las elecciones presidenciales, sino que su partido –el Republicano– ganó la mayoría en ambas Cámaras del Congreso, lo cual le facilitará enormemente la aprobación de sus diferentes planes.
Viene con más experiencia porque este es su segundo mandato y ahora va a elegir colaboradores absolutamente alineados con su ideología y leales a él, a diferencia del primer mandato en el que muchos de ellos no comulgaban con sus ideas y lo traicionaron, posteriormente.
Pero el mundo que encontrará Trump, geopolítica y económicamente es un mundo muchísimo más complejo y convulsionado que el que encontró en su primer mandato.
Con una guerra en Europa entre Rusia y Ucrania, con guerras en Medio Oriente por los enfrentamientos entre Israel contra Hamás y Hezbolá y con conflictos en el Asia, tanto en la Península Coreana como en el Estrecho de Taiwán.
Claramente, el mundo se dirige hacia una nueva Guerra Fría, donde dos grandes bloques, uno liderado por los Estados Unidos y el otro por China, se están enfrentando a nivel global, tanto económica como militarmente.
Las declaraciones de Trump sobre Groenlandia, Panamá y Canadá –que han causado revuelo– son una muestra de que el nuevo gobierno norteamericano va a enfrentar el desafío chino con mucha más fuerza que hasta ahora.
Desde el punto de vista económico, el enfrentamiento será comercial y en la atracción de inversiones.
Comercialmente, Estados Unidos impondrá aranceles a las importaciones provenientes de China y con seguridad esta hará lo mismo con las importaciones que vienen de Norteamérica.
En la atracción de inversiones, Estados Unidos ha estimulado y presionado a las empresas norteamericanas a no invertir en China y a radicar las mismas de vuelta en los Estados Unidos o en países amigos (friendshoring) o en países cercanos (nearshoring). En el 2023, como consecuencia de estas medidas, China ha sufrido un verdadero desplome en la entrada de inversiones extranjeras directas.
Gracias a estas políticas, Estados Unidos está viviendo un importante proceso de reindustrialización y los países vecinos y amigos como México, están recibiendo parte de las inversiones que hubieran sido destinadas a China. Ya en el 2023 las exportaciones mexicanas a los Estados Unidos superaron a las exportaciones de China a dicho país.
Este mundo turbulento en lo político, económico y militar es el que encontrará Trump en su segundo mandato y por su forma de ser –agresivo y muy poco diplomático– estas turbulencias se intensificarán.
Para un país como el Paraguay con una economía muy pequeña y muy dependiente de sus exportaciones, este ambiente de conflictos internacionales no es una buena noticia.
La buena noticia es que el Paraguay exporta básicamente alimentos y a pesar de todos los conflictos, la población mundial seguirá creciendo en los próximos años y consecuentemente la demanda de alimentos también.
La otra buena noticia es que, en un mundo en guerra, América Latina es una zona de paz y dentro de la región el Brasil será cada vez más importante como inversionista y como destino de nuestras exportaciones.
Tenemos que evitar involucrarnos en los grandes conflictos mundiales, buscar mercados para nuestra producción de alimentos y avanzar en nuestro proceso de industrialización enfocado al mercado brasileño.
Y como se hace en un avión cuando hay turbulencia… ajustarnos bien los cinturones.