Hasta el momento, el 2014 ha sido el año más caluroso de que se tiene noticia. Este aumento de la temperatura tendrá consecuencias negativas para el Paraguay, según un reciente documento de la CEPAL. En rigor, tendrá consecuencias negativas para el resto del mundo, porque se trata de un problema global.
El cambio climático existe, y en esto están de acuerdo instituciones de orientación muy distintas. La CIA y el Pentágono están preocupados por las consecuencias políticas del fenómeno. También han manifestado su inquietud el Banco Mundial y la Agencia Internacional de Energía (AIE). Esta última fue creada después de la guerra árabe israelí de 1973, por Estados Unidos y otros países desarrollados, para garantizar su provisión de petróleo.
Las Naciones Unidas, a través de su dependencia llamada Panel Internacional sobre el Cambio Climático, ha advertido sobre las consecuencias negativas del cambio y la necesidad de lograr un acuerdo internacional para encararlo. En el ámbito científico, han exhortado a tomar medidas comunes instituciones de gran prestigio, como la Real Socie- dad (Inglaterra), la Academia Nacional (USA) y Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia (USA).
¿Qué hacer? Existen dos acti- tudes: adaptarse al hecho o enfrentarlo. En la primera están varias empresas multinacionales, como las de seguros, que venden pólizas contra los acci- dentes naturales, cada vez más fuertes y frecuentes. Hay petro- leras interesadas en explotar los yacimientos a los que podrán acceder a causa del deshielo. Ciertos territorios hoy muy fríos (como Siberia), se volve- rán aptos para la agricultura a causa del mayor calor, y atraerán al agronegocio. Como contrapartida, quedarán bajo agua muchas regiones (Bangladesh, Caribe).
La otra actitud es la de impedir que la temperatura del planeta aumente a más de dos grados, lo cual requiere tomar una serie de medidas a nivel internacional. Para negociar el asunto, se reúne en Lima la COP 20 (Conference of the Parties), encuentro sobre el cambio climático. El propósito es echar las bases para que el año que viene, en París, se pueda llegar a un acuerdo internacional vinculante.
Una de las medidas que deben adoptarse es reducir el uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas), que de momento son imprescindibles. Sin embargo, existen fuentes de energía más limpias, como la solar y la eólica (del viento). El 25% de la energía de Alemania proviene de la energía solar, que cada vez está más barata, pero cuya difusión choca contra los intereses de las empresas de combustibles fósiles. Esta es una cuestión abordada por el último libro de Naomi Klein, Esto cambia todo (This Changes Everything). Según la autora, todavía hay tiempo para impedir una catástrofe mundial, pero el tiempo corre y no se lo puede desperdiciar.