Entre la epidemia del dengue, cuadros gripales y sicosis por el coronavirus, estamos a punto de ingresar a un nuevo año lectivo. Según los del MEC, los kits escolares ahora esperan ya a los alumnos, y no al revés, como suele darse cada año.
De momento, son los profesores y directores de las instituciones educativas públicas los que ya retornaron a los centros escolares.
Y no fueron para recibir capacitaciones, reconocimientos ni nuevos materiales para mejorar sus prácticas docentes. Llegaron para limpiar todos los rincones, patios y aceras a fin de evitar que los espacios educativos se conviertan en criaderos del mosquito que afecta a miles de personas en todo el país, de acuerdo con datos de Salud Pública.
Este es el contexto y la realidad de campo en las escuelas y colegios públicos en un año donde debe ejecutarse el proyecto de Transformación Educativa.
Este programa es fundamental y debe apuntar a mucho más que solo mejorar la calidad de la educación y la formación de los maestros.
Pero, por ahora, la ocupación y la preocupación primera de los educadores es limpiar las instituciones estatales. Encima, en la mayoría de los casos la limpieza se emprende con el nulo apoyo de las autoridades del ministerio, según denuncian los sindicatos del sector.
El proyecto de Transformación Educativa será fundamental. Pero debe hacerse con reglas claras y absoluta transparencia.
Esta transparencia no solo implica organizar conferencias de prensa para aclarar cuestionadas contrataciones y hablar, hablar y hablar. Implica que todos los datos estén disponibles de una manera accesible para la ciudadanía y no solo cuando la prensa o las organizaciones lo exigen.
Si realmente se aboga por la transparencia, incluso las sesiones del comité deben ser no solo abiertas, sino transmitidas en vivo en los canales posibles, sean televisoras estatales o en redes sociales oficiales del Gobierno. Así también se debe actuar en el caso de las sesiones del Fondo de Excelencia para la Educación y la Investigación (FEEI).
Que los kits escolares lleguen en un 100% antes del inicio de clases, si es que se da, está bien. Que programas educativos para Matemáticas y Lengua lleguen a más niños está muy bien, como anunciaron en estos días las autoridades.
Pero no es suficiente, ¿o sí? Es una pregunta que debemos hacernos todos con respecto a la educación que queremos para el futuro.
Justamente hace unos días se viralizó en redes sociales una consigna que sostiene que “se educa en la casa, se enseña en la escuela”.
Puede ser, pero no todos los niños y niñas tienen la oportunidad de aprender en la casa. No todos tienen casa. Y el derecho a la educación es para todos los niños, para todas las niñas. Así lo dicta la Constitución Nacional.
“Toda persona tiene derecho a la educación integral y permanente, que como sistema y proceso se realiza en el contexto de la cultura de la comunidad. Sus fines son el desarrollo pleno de la personalidad humana y la promoción de la libertad y la paz, la justicia social, la solidaridad, la cooperación y la integración de los pueblos; el respeto a los derechos humanos y los principios democráticos...”, es parte de lo que reza el artículo 73 de nuestra Carta Magna. Además habla de eliminar contenidos educativos de carácter discriminatorio.
Esta visión sobre el derecho a la educación debe ser prioritaria en cualquier conversación sobre cambios para el sector.
Es por esto también que la escuela es de vital importancia para el desarrollo de cualquier nación, más allá de reforzar un par de materias, vitales por cierto, para el aprendizaje.
Y por esta razón no alcanza con reforzar un par de materias para el solo hecho de lograr puntuaciones más óptimas en estudios locales o globalizados. Pese a las autoridades, debemos consensuar la mejor educación posible para las generaciones que se vienen.