21 nov. 2024

Tránsfugas, partidos y representación

Es fundamental, cuando hablamos de fenómenos que ocurren en la vida política nacional, intentar ser lo más precisos posibles a fin de no caer en definiciones que de tan elásticas, pierden sentido. Los recientes casos ocurridos en el Congreso caracterizados por la renuncia de legisladores a los partidos por los cuales fueron electos, pasándose al oficialismo, en algunos casos, manteniéndose como independientes, en otros, o siendo expulsados por inconducta de sus partidos, ponen en la palestra pública la idea del transfuguismo político. No todos los casos son iguales y no todo es transfuguismo.

El transfuguismo político es un comportamiento por el cual un individuo se pasa de un partido o fuerza política a otra, normalmente por motivos de beneficio personal. Es decir, se cambia de fuerza política como parte de una estrategia para conseguir un objetivo mayor. Esta conducta, enmarcada en este contexto, es reprochable, pues subvierte el principio de la representación y el mandato popular otorgado, priorizando intereses particulares del legislador por sobre ideales partidarios o intereses del electorado que lo puso allí.

En este punto me gustaría enfatizar en la responsabilidad de los partidos políticos, más que, en el plano de la ética personal de cada actor político. Mi punto es que los partidos son responsables directos de esta situación. Lo que hacen y, por sobre todo, lo que dejan de hacer.

Siguiendo a Cavarozzi, “ha sido común en América Latina, en las últimas décadas, que los partidos políticos, al llegar al poder, renegaran de todo compromiso ideológico con sus electores y asumieran un discurso puramente generencial, tecnocrático e “inevitabilista”. Este discurso se manifestó como incapaz de apelar a los ciudadanos en tanto actores políticos, cimentó altos niveles de apatía y terminó, en algunos casos, minando la vitalidad y potencia del sistema político”.

Es ya cansador escuchar que “los partidos han sido vaciados de contenido”. Vivimos una época donde los partidos se han retirado de la escena deliberativa, no levantan banderas claras, ni reivindican convicciones, por miedo a perder electorado. Han renunciado al diálogo democrático, a la búsqueda de amplios consensos, contrario a eso, se imponen visiones polarizantes, sin argumentos razonables, que buscan dividir en lugar de buscar puntos comunes. El debate político actual es chato y mediocre.

Para Kenneth Roberts, la centralidad de los partidos como agentes de representación política ha sido reducida por la modernización social y tecnológica, debiendo compartir el protagonismo público con otros grupos de interés, movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y demás. Panebianco enfatiza en que la profesionalización y el énfasis en funciones electorales han hecho que los partidos se desvinculen de sus bases sociales quedando entrampados en circuitos de poder estatal.

De acuerdo con estos argumentos expuestos, ¿a quiénes representan los partidos hoy en el Paraguay? ¿Cómo es la selección de liderazgos internos en los partidos? ¿Qué valores promueven o cómo forman a su militancia? No son pocos los casos donde los partidos han invitado a empresarios, modelos, comunicadores o ex futbolistas por el solo hecho de ser “famosos” a representarlos políticamente, sin siquiera analizar su pensamiento y si sus convicciones están alineadas con las del partido. Buscando el éxito electoral inmediato, renuncian a un camino más costoso, que es el de la formación política y la construcción de identidad partidaria genuina.

Vivimos tiempos de desencanto y falta de inspiración política a decir del francés Houllebecq, en gran medida, producto de la renuncia de los partidos a aportar y enriquecer el diálogo democrático, lo que ha promovido el surgimiento de una clase política tecnocrática y carente de liderazgo carismático.

El transfuguismo va más allá de una incorrección personal, es un llamado de atención a los partidos para reforzar idearios programáticos, construir una sólida identidad partidaria y estrechar vínculos y conexiones con actores sociales en el territorio.

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