Los papeles de Cartes ha mostrado con claridad el montaje de una fortuna sobre la opacidad, el contrabando, lavado de activos y varios delitos conexos. Pero por sobre todo, ha dejado en evidencia que el Paraguay es parte de un mundo que nunca reconocemos como nuestro. Siempre queremos presumir de nuestra conexión con el pero no queremos asumir sus responsabilidades. Creemos que el problema del contrabando es un asunto de los otros cuando en el camino y en el proceso se prostituyen a policías, militares, fiscales, jueces y políticos que finalmente nos cuestan muy caro a todos por asumir que esa condición les debe llevar con honores a la condición de aristócratas de una democracia en decadencia. Ciudad del Este y otras ciudades fronterizas cimentaron nuestra mala fama de ser un país muy corrupto y en donde solo los que puedan ejercer esa condición son bienvenidos. “El usen y abusen de Paraguay” que lanzó sin rubor Cartes como presidente en el Palacio de López a unos supuestos inversionistas brasileños es una horrible estimulación al delito sobre el cual el había forjado su fortuna.
Aquello de “quien no tienen prontuario en el país o da trabajo a muchos” demuestra no solo la decadencia ética sino la capitulación ante el crimen y el delito. Nos hemos forjado la idea de que eso nomás somos los paraguayos y los extranjeros que quieren venir junto a nosotros son de igual calaña. Hoy los presos del clan Rotela y los del PCC son desde adentro de nuestras penitenciarias los verdaderos gerentes de una sucursal del crimen donde operan alegre y cómplicemente con los funcionarios mal pagados y entrenados del Ministerio de Justicia.
El sentido que el hampa ha conquistado la lucha contra los buenos es una percepción generalizada y mucha razón parecen tener. El hecho de que los papeles de Cartes nos demuestren como pudo moverse cantidades enormes de dinero sin que nadie los viera y que como respuesta los operadores del ex presidente solo se enojen del porque se ha hecho público nos demuestra el grado de caradurez que alcanzaron que han perdido la mínima decencia y cordura. La misma que el gerente operativo del asalto al local del PLRA José Ortiz, se encargó de decir que su patrón ya no viaja porque está cansado de hacerlo cuando ambos saben muy bien que cualquier salida acaba con Cartes en prisión.
Nos queda que nuestros problemas los resuelvan otros con lo cual nos volvemos más dependientes aún. Aquí en EEUU tienen leyes duras contra el lavado de activos y castigan con fiereza a los envueltos en estos crímenes. Ya le han echado ojo al caso y dicen que habrían grandes novedades muy pronto. La reacción de alguien acostumbrado a este tipo de situaciones es apostar doble contra sencillo que nada pasará y lanza su candidatura a la ANR. ¿Negociará la misma? ¿O todo acabará como ocurrió antes con otros iguales? El tiempo lo dirá. Mientras tanto la sensación instalada es de un país que se retuerce en una ciénega de corrupción a la que considera natural mientras los delitos transnacionales solo dejan lugar a qué otros se encarguen de limpiar nuestros excrementos porque nosotros nos hemos acostumbrado a vivir con ellos.