EFE
La importancia de esta masa de vida oceánica, su función y sus características se detallaron este miércoles en una investigación publicada en la revista Science Advances y realizada por un equipo internacional de científicos, entre ellos los españoles Udane Martínez y Xabier Irigoien de Azti (Centro Tecnológico de Innovación Marina) y Carlos M. Duarte, catedrático de Ciencias Marinas en la Universidad King Abdullah de Arabia Saudí.
Los datos para esta investigación se tomaron hace siete años, en la expedición Malaspina (2010), un proyecto oceanográfico interdisciplinar que circunnavegó los mares del planeta para hacer un inventario del impacto del cambio global en el ecosistema marino y explorar su biodiversidad, especialmente en el océano profundo.
El trabajo explica que la capa de dispersión profunda o DSL (por sus siglas en inglés) cobija a una masa de vida oceánica formada por 5.000 millones de toneladas de peces mesopelágicos (peces linterna, en su mayor parte, y algunos invertebrados).
Se trata de un tipo de fauna marina abundante y que es la base de la cadena trófica de la megafauna oceánica, por lo que “resulta esencial para mantener el equilibrio de los ecosistemas pero hasta ahora se ha estudiado muy poco porque, al no ser comestible, carecía de interés”, explica a Efe la investigadora de Azti y coautora del trabajo, Udane Martínez.
La franja marina en la que viven, la DSL, fue descubierta durante la II Guerra Mundial, gracias a las tecnologías de sonar utilizadas para localizar submarinos enemigos.
Investigaciones científicas posteriores determinaron que el extraño reflejo acústico que captaban los radares era el eco de una gran población de organismos capaces de llevar a cabo la mayor migración animal de la Tierra.
“Durante el día, estos organismos se ocultan en aguas profundas (hasta 1.000 metros de profundidad) para evitar a los predadores, pero por la noche suben a la superficie para alimentarse y al amanecer, vuelven a su hábitat”, apunta Udane Martínez.
Los peces mesopelagicos son el vertebrado más abundante del planeta y, además de jugar un papel fundamental en la cadena trófica del océano, su migración vertical diaria juega un papel muy importante en el transporte de carbono desde la superficie del océano hasta aguas profundas.
Sin embargo, hasta ahora, se desconocían los factores que controlaban la profundidad a la que descienden estos peces y, por lo tanto, no se sabía hasta qué punto del fondo marino transportan el CO2 estos organismos.
Hasta este trabajo, se pensaba que el control principal lo debía de ejercer la concentración de oxígeno, pero la investigación “ha demostrado que, en realidad, el control lo ejerce la transparencia del agua, apunta a Efe Xabier Irigoien, de Azti.
“Estos peces se pasan la vida en la penumbra, manteniéndose tanto de día como de noche a un nivel de luminosidad que les permite detectar sus presas gracias a ojos especializados, y evitar a los predadores visuales de superficie”.
“Cuanto más cristalinas son las aguas, más luz penetra y los peces migran más profundo durante el día, transportando materia orgánica a las profundidades”, concluyó el investigador de Azti.