De cara a cambiar de un enfoque punitivo a uno que fomente la libertad, la responsabilidad y el desarrollo personal consciente del estudiantado al reconocer que el problema sobre el uso no radica en el objeto en sí, ayer el Colegio Cristo Rey de Asunción llevó a cabo un conversatorio sobre Discernimiento espiritual del uso de celulares.
Se trató de un espacio de debate y reflexión que arrancó el 7 de marzo pasado y que culminó con una reunión de todos los estamentos de la comunidad educativa del tercer ciclo y nivel medio.
Juan Rodríguez, director académico de tercer ciclo del nivel medio, explicó que la política anterior prohibía completamente el uso de celulares, debido a incidentes de riesgo como la difusión de imágenes, de contenido inapropiado de un estudiante u otro, y de una situación muy particular que llegó a la opinión pública. Sin embargo, reconoció que dicha prohibición generaba conflictos cotidianos entre estudiantes, familias y docentes.
“Estamos en un proceso de reconstrucción de las normas de convivencia, y un tema crucial es el uso de celulares. La aplicación de normas restrictivas generaba desgaste y tensión institucional”, señaló.
Para abordar esta problemática, el colegio optó por la metodología del conversatorio espiritual, basada en rondas de diálogo. “Era fundamental construir una mirada colectiva, porque el problema no es el celular, sino el uso que se le da”, destacó Rodríguez.
El evento reunió a todos los estamentos y ‘’nadie representó solo su opinión personal, sino la visión consensuada de su sector”, resaltó.
Como resultado, se adoptó un nuevo paradigma educativo centrado en la autonomía, dejando atrás un enfoque punitivo en favor de la libertad, la responsabilidad y el crecimiento.
Rodríguez destacó que el consenso final fue la toma de conciencia sobre el impacto del uso excesivo del celular en estudiantes y padres, quienes admitieron su dependencia. Este proceso permitió superar prejuicios y fortalecer el diálogo. Como siguiente paso, se redactarán las nuevas normas de convivencia, cuya implementación será supervisada por un grupo de seguimiento. “Esto no es solo una regulación, es un modelo de gestión que promueve un clima institucional positivo y participativo”.