La noticia llega después de que las autoridades israelíes acusaran al grupo islamista de añadir condiciones de última hora al pacto, anunciado anoche por Catar, uno de los principales mediadores junto con Estados Unidos y Egipto.
Hamás, por su parte, negó las acusaciones y dijo que Israel estaba tratando de “crear tensión en un momento crítico”.
El acuerdo, muy similar al anunciado en mayo por el presidente estadounidense, Joe Biden, contempla la liberación gradual de los rehenes israelíes que permanecen en Gaza (vivos y muertos) a cambio de presos palestinos en cárceles de Israel.
El jueves por la mañana, cuando estaba previsto que el Ejecutivo israelí se reuniera para votar la implementación del pacto, la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, avisó de que Hamás había “renegado” de partes del acuerdo y que estaba tratando de lograr “concesiones” en el último minuto.
AMENAZA. Poco después, el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich (cuyo partido de ultraderecha, Sionismo Religioso, es clave para la estabilidad del Gobierno de coalición), amenazó con abandonar el Ejecutivo si Israel no se compromete a continuar con la guerra una vez termine la primera fase de la tregua. Según el borrador del acuerdo, el alto el fuego contempla tres fases de 42 días cada una.
En la primera fase se liberarían a 33 rehenes (mujeres, menores de edad, mayores de 50 años, enfermos y heridos), mientras que los hombres menores de 50, incluidos los soldados, no se liberarían hasta una segunda fase, en la que Israel además debería ceder el control del Corredor Filadelfia (la frontera de Gaza con Egipto).
CORREDOR FILADELFIA. David Mencer, portavoz gubernamental israelí, insistió en la importancia de asegurar el Corredor Filadelfia para “impedir el tráfico de armas a Hamás”.
Este jueves, un funcionario israelí, bajo condición de anonimato, aseguró a EFE que Israel tiene toda la intención de mantener a sus tropas en el corredor durante la primera fase del acuerdo, si finalmente se implementa.
Otro ministro israelí, Amichai Chikli, que pertenece al partido Likud de Netanyahu, amenazó en la red social X con abandonar el Gobierno si Israel se retira del Corredor Filadelfia antes de cumplir con los objetivos de la guerra, que incluyen la liberación de todos los rehenes y la destrucción de las capacidades militares y de gobierno de Hamás.
El Programa Mundial de Alimentos (WFP, en inglés) tiene en estos momentos 80.000 toneladas de alimentos esperando para introducirlos en Gaza, capaces de alimentar a “un millón de personas”.El portavoz adjunto de la secretaría general de la ONU, Farhan Haq, precisó que para que esos alimentos entren en el territorio, donde aún no está vigente el alto el fuego, “es necesario un movimiento sin restricciones de los equipos humanitarios y de las provisiones para llegar a quienes lo necesitan”.Con ello, Haq se refería a los constantes impedimentos que Israel ha estado poniendo durante meses a la entrada de camiones con alimentos o con medicamentos y material sanitario, y que no solo se ha traducido en trabas burocráticas, sino que en ocasiones los convoyes humanitarios han sido alcanzados por disparos del Ejército israelí. En al menos tres ocasiones, ha sido la inacción de los soldados israelíes la que ha permitido el saqueo de camiones por parte de bandas delictivas que pululan por la franja de Gaza.El secretario general de la ONU, António Guterres, en una primera reacción para aplaudir el acuerdo, recordó que esta entrada de ayuda es ahora una de las necesidades más urgentes, y ofreció la ayuda de la organización para acelerarla.