La coordinadora del Módulo de Prevención y Atención a la Violencia contra la Mujer, Lourdes Ostertag, mencionó a Monumental 1080 AM que la actitud violenta está asociada con la educación, con el historial de violencia de la familia y de la sociedad machista y no depende de factores externos.
Para Ostertag los componentes como alcohol y de la droga son circunstanciales. Sobre los trastornos mentales, refirió que son elementos asociados a la violencia. “No porque yo tenga depresión o porque tenga bipolaridad eso justifica que tenga una actitud violenta”, reflexionó.
Añadió que los problemas siquiátricos pueden ser un factor asociado, pero que no están presentes en todos los casos, inclusive, son casos minoritarios.
La sicóloga mencionó que mucho tiene que ver la sociedad en donde se crían los hombres, que alimenta el machismo con los espacios de privilegio que se tiene desde el nacimiento.
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“Cuáles son los privilegios del hombre: el privilegio de haber nacido y tener el derecho desde la cuna de poder votar, con el derecho a ser elegido, con el derecho a ser gerente de una empresa a ser infiel y ser perdonado, todo esto son privilegios que muchos niegan, pero es la verdad”, comentó.
La especialista indicó que ante los casos de autoeliminación de los victimarios, luego de cometer un feminicidio, no siempre tienen que ver con un trastorno mental o arrepentimiento.
“El miedo a la justicia, el miedo a las consecuencias, el darse cuenta de lo que hizo, el arrepentimiento pueden estar presentes, pero en mi modo de ver y lo que yo entiendo, lo que él más siente, al haber hecho eso, es una angustia, entra en desesperación por haber perdido el objeto de su obsesión”, explicó.
“Al sentir esa angustia por la pérdida de ese objeto; por qué digo objeto: porque él siente que ella es de su propiedad –de lo que es mío, yo hago lo que quiero–. Entonces, con la pérdida del objeto entra en desesperación y ahí él se saca la vida, cuando él dimensiona lo que perdió", comentó.
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Ostertag apuntó a que la única forma de erradicar la violencia es trabajando en la reeducación de los hombres, a través de políticas públicas que permitan la reinserción, así como en la educación de niños y niñas sobre igualdad de género en responsabilidades y obligaciones.
“Cuando se realizan charlas sobre violencia contra la mujer las únicas que van son las mujeres, los hombres no se quieren involucrar, no quieren perder su espacio de privilegio. Entonces, es una negación que hay, es difícil llegar, es ahí donde las políticas públicas son fundamentales”, acotó.
La sicóloga abogó por reeducar a la sociedad entendiendo que no se es menos hombre por ser tierno, por demostrar afecto, por ser fiel, por cambiar el pañal al hijo. Sino que esto dignifica y revaloriza a las personas.