Monges denunció públicamente la falta de pago de salarios por tres meses, la carencia de insumos básicos para operar, cortes en la operatividad del servicio, pérdida constante de clientes y la falta de atención por parte de las autoridades nacionales.
Munido de un cartel en el que reclamaba soluciones inmediatas, el funcionario expresó su desesperación por la situación que atraviesan él y sus compañeros de trabajo.
La medida de protesta extrema buscó captar la atención de las autoridades y de la ciudadanía, en medio de una crisis que no solo afecta al personal de Copaco, sino también a los usuarios que dependen de los servicios de telecomunicaciones en la región.
El funcionario permaneció por espacio de dos horas en lo más alto de la torre, sin que –al parecer– haya tenido una respuesta oficial por parte de la empresa ni del Gobierno.
Decadente. El grave problema de la oficina de Copaco en la capital de primer departamento del país es la falta de operatividad, ya que no recibe insumos y accesorios para tareas de mantenimiento que exigen los clientes.
Sus servicios inherentes a Internet, por ejemplo, casi presenta corte cada semana y deja sin sistemas a las empresas oficiales. Se desconoce el número de fugas de clientes que tuvieron lugar en los últimos años, pero se cree que son miles los usuarios que dejaron de usar la línea baja. JR