Los rescatistas del British Marine Life Rescue (BDMLR) anunciaron que tuvieron que abandonar su operación de evacuación.
“Lo intentamos, pero si las ballenas no quieren ser llevadas de vuelta al mar, no hay mucho más que podamos hacer”, se lamentó Julia Cable, portavoz de la organización, explicando que actualmente hay tres de esos cetáceos en este brazo de mar.
Los rescatistas habían formado con la ayuda de 10 barcos una barrera mediante la cual intentaron hacer salir a los cetáceos del Long Loch, cercano a la base naval de Faslane, que alberga la flota británica de submarinos de propulsión nuclear.
Pero los mamíferos marinos cambiaron de dirección y regresaron al lugar.
Miles de unidades militares británicas, de la OTAN y otras organizaciones internacionales deben participar desde el domingo hasta el 15 de octubre en un ejercicio militar bautizado “Joint Warrior”.
Consiste en un “entrenamiento antisubmarinos realizado por buques de guerra, submarinos y aviones” en torno a la costa occidental de Escocia, según el ministerio de Defensa.
El impacto del ejercicio en los cetáceos, que son sensibles a los sonidos subacuáticos, provocó preocupación.
La ballena de pico o nariz de botella, que se asemeja a un gran delfín con cabeza redondeada, generalmente se mantiene alejada de las costas y prefiere estar mar adentro al oeste del Reino Unido e Irlanda.
“No estamos acostumbrados a tratar con estas ballenas, pero algo sucedió en el mar que las llevó a este complejo sistema de lagos e islas”, dijo la portavoz del BDMLR.
“Están en un territorio que normalmente no es el suyo. Es difícil para el equipo y para los habitantes de la región”, agregó Cable, asegurando que “todos queremos lo mejor para ellas.