“Cuando queremos realmente un país seguro, tenemos que hablar de tres tipos de prevención: La primaria es la educación en las comunidades, con trabajos”, explicó la directora.
Si eso no funciona, entra la prevención secundaria, donde se debería implementar mayor fuerza de seguridad. “Por ejemplo, cámaras de seguridad de circuito cerrado en todos los barrios, hacer el circuito de las cámaras del 911, mayor presencia policial en los lugares críticos”, citó.
Y si esto tampoco funciona, indefectiblemente se llega a los hechos punibles y las personas llegan a las cárceles.
EDUCACIÓN EN Los penales. Si se llega a esto, es porque la prevención primaria y secundaria falló. Y allí entra la tercera modalidad de prevención, que “por años se tuvo olvidada”, según confirmó González, que es la que se hace desde los centros penitenciarios.
Con educación, capacitación laboral y otros en los penales, se busca prevenir que las personas que entran a las cárceles, una vez que regresen a una vida en libertad, no sean reincidentes.
“Si tratamos de soltar a la sociedad gente que tiene un cambio en su interior y ya no van a reincidir, los números van a bajar o se van a mantener estáticos”, dijo González.