“No hay garantías de que se mantenga. He visto a personas maltratadas como nunca antes. Nadie ha visto algo así. No, no tengo garantías de que la paz vaya a mantenerse”, afirmó el mandatario en declaraciones a la prensa en la Casa Blanca.
En el intercambio con periodistas, Trump afirmó que Israel ciertamente es un país pequeño en términos de territorio” y comparó su tamaño con su “maravilloso bolígrafo”, mientras que Oriente Medio dijo que tendría en comparación la extensión de su escritorio.
Tras su declaración, el mandatario dio la palabra a su enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff, señalado como figura clave del acuerdo de alto el fuego alcanzado entre Israel y Hamás.
“Se mantiene hasta ahora, y ciertamente tenemos esperanza, y esa es la orden del presidente: sacar a los rehenes, salvar vidas y llegar, con suerte, a una resolución pacífica de todo esto”, dijo Witkoff.
Es la segunda vez que Trump se muestra escéptico sobre el futuro del alto el fuego vigente en Gaza, además el presidente también ha sugerido que tanto Egipto como Jordania deberán recibir a gazatíes refugiados.
CON NETANYAHU. Trump tiene previsto reunirse hoy, en Washington con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, con quien se espera que converse sobre la segunda fase del acuerdo de tregua, durante la cual está prevista la liberación de todos los rehenes israelíes en Gaza.
La cita supone un respaldo internacional para Netanyahu, especialmente tras la orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI), cuya jurisdicción Washington no reconoce y cuya decisión ha condenado enérgicamente.
Se espera que ambos líderes aborden una amplia variedad de asuntos, entre ellos el futuro de la Franja de Gaza, la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí y la creciente tensión con Irán, que el año pasado atacó a Israel en dos ocasiones con misiles y drones.
El encuentro coincidirá con el inicio de las negociaciones indirectas entre Israel y Hamás para la segunda fase del acuerdo de tregua, en la que se prevé la liberación de todos los rehenes israelíes en Gaza y el establecimiento de las bases para el fin definitivo de la guerra.
Hamás, que ha reafirmado su control sobre Gaza desde el inicio del alto el fuego el 19 de enero, ha advertido que no liberará más rehenes hasta que se acuerde el fin de la guerra y se retiren las fuerzas israelíes del enclave.
Netanyahu, por su parte, enfrenta una creciente presión dentro de su coalición de Gobierno con ministros ultraderechistas como Bezalel Smotrich amenazando con derribar el Ejecutivo si, una vez concluida la primera fase de la tregua, no se reanudan los combates en la Franja.