“Estoy aquí para anunciar un nuevo plan para ofrecer más oportunidades, más seguridad, más justicia y más prosperidad a las comunidades negras”, dijo Donald Trump en un acto de campaña en Atlanta, en el Estado de Georgia, en Estados Unidos.
“Es un contrato con los estadounidenses negros y va a ser algo de lo que la gente va a hablar durante largo tiempo. Si votan por los republicanos por cuatro años más, crearemos 3 millones de nuevos puestos de trabajo para la comunidad negra, abriremos 500.000 nuevos negocios con propietarios negros, incrementaremos el acceso a capital por parte de las comunidad negras por USD 500.000 millones”, enumeró.
En ese sentido, Trump subrayó que la iniciativa incluirá inversiones en el desarrollo de las comunidades e instituciones financieras, además de “construir barrios urbanos pacíficos y más seguros con los mayores estándares de, saben, vigilancia policial”.
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En su alocución, Trump apenas ofreció detalles sobre el proyecto, que, según un documento difundido por su campaña, incluye entre otros “procesar al KKK y a Antifa como organizaciones terroristas”, y hacer que el “linchamiento”, un término asociado en EEUU con los asesinatos y ahorcamientos de afroamericanos por motivos racistas, se considere un crimen de odio a nivel nacional.
También contemplan que Juneteenth se convierta en un festivo federal: esta fiesta conmemora la fecha del 19 de junio de 1865, cuando un general de la Unión, Gordon Granger, leyó en Galveston (Texas) una orden federal que declaraba la libertad de los esclavos negros, dos años y medio más tarde de que el presidente Abraham Lincoln firmara la Proclamación de Emancipación.
El plan busca, por otro lado, promover las oportunidades económicas para los pequeños negocios en manos de afroamericanos con instrumentos de préstamo, por valor de USD 400.000 millones, y de asistencia técnica.
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Trump lanzó esta iniciativa después de que esta semana se reactivaran las protestas raciales en algunas partes del país, luego de que la Fiscalía decidiera no imputar de asesinato a los policías implicados en la muerte de la afroamericana Breonna Taylor en marzo pasado en Louisville, en Kentucky.
Taylor murió tras recibir seis impactos de bala en un registro policial en su domicilio por parte de tres agentes de paisano que dispararon indiscriminadamente, después de que el novio de la mujer los confundiera con asaltantes y disparara contra los policías.
Desde entonces, su caso se ha convertido en un símbolo de la brutalidad policial que sufren los afroamericanos y que desde finales de mayo, con la muerte del George Floyd en Mineápolis, ha motivado protestas y disturbios en todo el país.
Desde el inicio de las protestas, Trump ha culpado a Antifa de estar detrás de la organización de los disturbios que han sacudido a las mayores ciudades del país.
Antifa es un movimiento de corte anarquista que no cuenta con una estructura jerárquica ni con un programa definido, y cuyos objetivos van desde la lucha antisistema más radical a la búsqueda de la justicia social, aunque la meta común de sus partidarios es anular a los grupos fascistas, racistas, neonazis y de extrema derecha.