Estados Unidos está aguantando la respiración en esta jornada electoral, en la que las encuestas muestran a Kamala Harris y Donald Trump casi empatados y en la que millones de estadounidenses acudieron a las urnas en un clima de incertidumbre y bajo fuertes medidas de seguridad en estados clave como Arizona.
Uno de los votantes más esperados en esta jornada era el propio Trump, quien acudió acompañado de su esposa, Melania, para depositar su voto en un colegio electoral de West Palm Beach, en Florida, donde reside.
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En declaraciones a la prensa dijo sentirse “muy confiado” y “honrado de ver largas filas, especialmente largas filas de republicanos”.
Trump no aclaró si se declarará ganador antes de que haya proyecciones sobre el resultado, como hizo en los comicios de 2020, que perdió frente a Joe Biden, y tampoco especificó si acatará los resultados. “Si es una elección justa, seré el primero en reconocer esos resultados”, se limitó a declarar.
Trump también respondió a preguntas sobre posibles episodios de violencia, después de que en 2020 algunos de sus seguidores armados se apostaran en centros de votación en Arizona, mientras que en Míchigan otros simpatizantes golpearon ventanas de recintos de escrutinio.
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“No tengo que decirles a mis seguidores que no habrá violencia, por supuesto que no la habrá, mis seguidores no son gente violenta”, respondió visiblemente molesto el expresidente ante la pregunta de una periodista. “Ciertamente yo no quiero ninguna violencia”, añadió.
Después de votar, Trump y su esposa fueron a una de las sedes de su campaña en Palm Beach para agradecer a su equipo todo el trabajo que han hecho en estos meses.
Trump tiene previsto seguir los resultados de la noche electoral en su mansión de Mar-a-Lago junto a un grupo reducido de donantes. Más adelante, tras el avance del conteo, se presentará en un centro de convenciones de Palm Beach para dirigirse a sus seguidores, quienes ya esperan allí desde primeras horas de la tarde.
Harris se comunica directamente con los votantes
Por su parte, Harris dedicó la jornada electoral a entrevistas en radios de seis de los siete estados clave que podrían decidir el resultado: Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin, Nevada y Arizona. Míchigan fue el único estado bisagra donde no intervino.
En todas las entrevistas, Harris trató de conectar con los votantes indecisos, explicando sus propuestas económicas para reducir el coste de los alimentos y la vivienda, así como su intención de reformar el sistema migratorio y unir al país tras años de polarización.
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Más tarde, en una aparición sorpresa, Harris visitó la sede del Partido Demócrata en Washington, donde se unió a un grupo de voluntarios que llamaban por teléfono a votantes para recordarles la importancia de acudir a las urnas antes del cierre.
Nada más entrar, Harris expresó su agradecimiento a los voluntarios, a los que llevó una caja de Doritos. “Esto es lo mejor de lo mejor, muchísimas gracias a todos”, manifestó.
Tras los saludos iniciales, Harris se acercó a un teléfono y comenzó a hablar directamente con los votantes al otro lado de la línea: "¿Ya has votado? ¿Sí? ¡Gracias!”, dijo, provocando aplausos entre los presentes.
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En un momento, la prensa pudo escuchar cómo conversaba con una niña de ocho años, a quien animó diciendo que era “una líder sin importar su edad”, y bromeó con que estaba deseando que cumpliera diez años más para que pudiera ejercer su derecho al voto.
A diferencia de Trump, Harris no votó en persona, ya que había emitido su voto por correo en California, estado donde fue senadora (2017-2021) y fiscal general (2011-2017).
Harris comparecerá esta noche en la Universidad de Howard en Washington, una institución histórica de la comunidad negra y de la que fue alumna.
Falsas amenazas de bomba
Pese a la polarización que divide al país, la jornada transcurrió con relativa normalidad, aunque se registraron algunos incidentes aislados, como fallos en las máquinas de conteo en Pensilvania e Iowa, y algunos actos esporádicos de violencia.
El incidente más grave fue una serie de falsas amenazas de bomba en varios estados, que según el FBI parecen “haberse originado desde dominios de correo rusos”. Aunque la agencia no precisó qué estados se vieron afectados, el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, confirmó que su estado fue uno de ellos.
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Por otro lado, la Policía del Capitolio detuvo a un hombre en las instalaciones del Congreso que “olía a combustible” y portaba una antorcha y una pistola de bengalas, aunque se desconoce si su intención estaba relacionada con las elecciones.
El próximo hito en esta jornada electoral será conocer los resultados. Los primeros centros de votación en EE.UU. cerrarán a las 18.00 hora local (23.00 GMT) en Indiana y Kentucky, seguidos progresivamente por el resto del país.
Fuente: EFE.