Cuatro días después de que se proyectase a Biden, candidato demócrata, como próximo presidente de EEUU, Trump sigue parapetado bajo un muro de acusaciones sin evidencias.
“Estamos haciendo grandes progresos. Los resultados empezarán a llegar la próxima semana. Volvamos a hacer grande a EEUU”, dijo Trump este martes desde su cuenta de Twitter.
SENADO. Aunque en un principio los republicanos habían optado por el silencio, poco a poco los líderes del partido han ido ofreciendo un apoyo matizado a las denuncias del mandatario.
“El presidente está 100% en su derecho de investigar las acusaciones de irregularidades y sopesar sus acciones legales”, aseguró Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado durante una intervención en el Senado.
McConnell se abstuvo de reconocer las proyecciones de los medios que otorgan la victoria a Joe Biden en los comicios del pasado 3 de noviembre.
La actual situación supone un marcado contraste con lo ocurrido hace cuatro años, cuando Trump se impuso a la candidata demócrata Hillary Clinton.
Apenas unos días después de conocerse el resultado en el 2016, Trump era recibido en la Casa Blanca por el entonces presidente saliente Barack Obama (2009-2017), y arrancaba así el proceso de transmisión del poder.
Una escena que parece impensable ahora.
Ante la inusual situación, la agitación interna en las agencias federales es más que evidente.
Pocos minutos después de que el fiscal general de EEUU, William Barr, ordenase investigar el supuesto fraude en los comicios presidenciales, el director de Delitos Electorales del Departamento de Justicia, Richard Pilger, anunciaba su dimisión inmediata.
Pilger lamentó que la orden de Barr “deroga una norma de 40 años de no interferencia (federal) en investigaciones de fraude electoral durante el periodo anterior al de certificación de las elecciones”.
TRABA. La agencia gubernamental encargada de iniciar el proceso de transición es la Administración de Servicios Generales (GSA, en inglés), una vez que determina que hay un ganador “aparentemente exitoso” en las elecciones.
Algo que, por el momento, su directora, Emily Murphy, nombrada por Trump, no ha hecho. Si bien Biden consideró oportuno dar unos días a la Administración Trump para que asimilase la derrota, poco a poco la campaña del presidente electo ve crecer su inquietud. Esta certificación es necesaria para que la mecánica de la transición comience a operar, al otorgar acceso a miembros del equipo del presidente electo a información gubernamental y que puedan establecer contacto con los funcionarios de las agencias federales.
El Obamacare podría salvarse
El Tribunal Supremo de EEUU dio indicios este martes de que mantendrá en pie al menos la mayor parte de la reforma sanitaria de 2010, conocida como Obamacare, durante una audiencia sobre los intentos de tumbarla del Gobierno del presidente saliente, Donald Trump, y de republicanos en varios estados. El Supremo ya salvó en dos ocasiones la pieza más importante del legado del ex presidente Barack Obama, una ley sanitaria que ha dado cobertura a más de 20 millones de personas en EEUU.