La censurada obra, de las autoras italianas Francesca Cavallo y Elena Favilli, es una colección de 100 biografías de mujeres históricas, desde Cleopatra hasta Malala Yusufzai, pasando por Coco Chanel y Frida Kahlo, entre otras, presentadas en forma de cuento breve.
Destinado a niñas y niños a partir de los 6 años, el libro, publicado primero en inglés, en 2016, y traducido entretanto a unos 30 idiomas, ha vendido más de 1 millón de ejemplares.
El Consejo de protección de menores contra escritos perjudiciales para la infancia de Turquía, dependiente del Ministerio de Asuntos Sociales, lo calificó la semana pasada como “perjudicial para la infancia” y resolvió prohibir su venta a menores de 18 años, una medida que se aplica habitualmente a material pornográfico.
“Es un gran error. Es claramente un acto de censura. Una decisión por parte de un pequeño grupo conservador nombrado por el ministerio”, declaró este sábado a EFE en una conversación telefónica Ilbay Kahraman, el dueño de la editorial Ayrintilar que forma parte de la Unión de Editores.
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En el mismo número del “Boletín oficial” se vetó también la difusión de dos libros infantiles publicados por la rama editora de Yapi Kredi, uno de los mayores bancos públicos de Turquía, que explican a los pequeños los derechos de niños y niñas, así como de una polémica novela turca.
La decisión significa que la obra no puede exhibirse en escaparates y solo se puede vender a mayores de edad, siempre dentro de una bolsa opaca.
EFE ha comprobado que en las grandes librerías turcas con venta por internet las obras vetadas ya figuran como “no disponibles”.
“Experimentamos varios pasos de presiones y autocensura. El primer paso es el acoso por parte de una red de asociaciones y medios de comunicación progubernamentales. Y cuando un editor es valiente y se impone a los obstáculos, llegan las decisiones judiciales”, se quejó Kahraman.
“Yo mismo publiqué un libro infantil de la escritora sueca Katerina Janouch, que explica de dónde vienen los bebés. De repente hubo una campaña de sindicatos de profesores y asociaciones de mujeres cercanos al AKP (el islamista Partido Justicia y Desarrollo, que gobierna Turquía desde 2002) que aseguraban que era perjudicial para los niños; me amenazaban con ir a juicio”, relató el editor.
“Esta presión ya lleva a una fuerte autocensura. Muchos editores no quieren correr el riesgo. Además, las librerías públicas vetan las obras de editores a los que hayan puesto en una lista negra, con lo que te reducen los ingresos. Y si aguantas toda la presión vienen decisiones como la del Consejo de protección de menores”, concluyó Kahraman