Según el director del departamento sismográfico de AFAD, Orhan Tatar, se puede hablar de tres terremotos diferentes, dos el pasado 6 de febrero, con epicentro en Kahramanmaras, de magnitudes 7,7 y 7,6 y uno, independiente de los otros dos, ayer en Hatay, en la costa mediterránea, de magnitud 6,4.
En conjunto se han registrado 7.242 réplicas de estos tres sismos, de los que 41 han sido de magnitudes entre 5 y 6, es decir, terremotos de una fuerza que en Turquía normalmente se producen una decena de veces al año y que siempre causan pánico, aunque raramente víctimas.
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Otras 450 réplicas tenían magnitudes de entre 4 y 5, algo que de media ocurre cinco veces al mes en Turquía, normalmente sin provocar daños, aunque siempre dejando cierto susto.
Temblores alrededor de la fuerza 5 no suelen derribar un edificio, pero sí pueden hacer que se derrumbe uno ya dañado por el terremoto anterior, advirtió Tatar.
Los sismos con epicentro en Kahramanmaras han roto en cinco partes la falla geológica de Anatolia oriental, de 400 kilómetros de longitud, explicó el experto, moviendo en algunos lugares la corteza terrestre entre 7,2 y 7,3 metros.
El temblor de ayer en Hatay, que corresponde a la falla de Antioquía, tuvo 116 réplicas, de las que la mayor, ocurrida tres minutos después, era de 5,8 grados, especificó Tatar.