La nueva oleada de bombardeos se produce tras una visita de Zelenski a Londres y París, el miércoles, y a Bruselas, el jueves, para pedir a sus aliados europeos misiles de largo alcance y aviones de caza.
El dirigente ucraniano aseguró que los misiles rusos sobrevolaron el territorio de la antigua república soviética Moldavia y de la vecina Rumania, miembro de la OTAN, aunque Bucarest lo desmintió.
Ucrania afirma desde hace varios días que teme una nueva ofensiva rusa, mientras se acerca el primer aniversario de la invasión lanzada el 24 de febrero de 2022.
En ocasión de esa fecha, el presidente estadounidense Joe Biden viajará del 20 al 22 de febrero a Polonia, miembro de la OTAN en la frontera con Ucrania.
Biden pronunciará un discurso para recordar “la brutal y no provocada invasión rusa de Ucrania, abordando cómo Estados Unidos reunió al mundo para respaldar al pueblo de Ucrania”, indicó la Casa Blanca.
También en esas fechas, el 21 de febrero, el presidente ruso, Vladimir Putin, pronunciará su discurso anual sobre el estado de la nación, anunció el viernes el Kremlin.
El último ataque masivo ruso contra Ucrania se produjo a finales de enero, días después de que los aliados occidentales aceptaran entregar tanques a Kiev.
Zelenski dijo que esta nueva acción representaba “un desafío a la OTAN”.
El Ministerio de Defensa rumano indicó que el sistema de vigilancia aérea había detectado un proyectil “lanzado desde un barco ruso situado en el mar Negro” en dirección a Ucrania, pero desmintió que sobrevolara Rumania.
Moldavia sí confirmó que un misil sobrevoló su territorio y convocó al embajador ruso, para denunciar una “violación inaceptable” de su espacio aéreo.
La fuerza aérea ucraniana afirmó que interceptó 61 misiles de los 71 que disparó Rusia. También derribó cinco drones Shahed de diseño iraní, utilizados por Moscú, aseguró.
En Kiev se escucharon varias explosiones, según periodistas de la AFP. Por la mañana, ante el estruendo de las alarmas antiaéreas, los habitantes se refugiaron en el metro de la capital.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, indicó que “no hubo víctimas”, aunque sí “daños en la red eléctrica”.
Desde octubre y tras múltiples reveses sobre el terreno, Moscú ataca regularmente instalaciones energéticas ucranianas, dejando a millones de habitantes sin luz ni calefacción en pleno invierno boreal.
Según el Ministerio de Energía, varias instalaciones energéticas de seis regiones de Ucrania fueron alcanzadas por los bombardeos. La situación es especialmente “difícil” en Zaporiyia (sur), Járkov (noreste) y Jmelnitski (oeste).
“Ucrania ha perdido temporalmente el 44% de su capacidad de generación de energía nuclear, el 75% de su capacidad de sus centrales térmicas y el 33% de sus centrales de cogeneración” (que producen al mismo tiempo calor y electricidad), dijo el primer ministro Denys Shmyhal.
Pero la “gran mayoría de ucranianos todavía tiene acceso a calefacción, agua y electricidad”, agregó.
Al mismo tiempo, los rusos siguen aumentando la presión en el este, con avances hacia la zona norte de Bajmut y en el sur de Vugledar, dos puntos calientes del frente, indicó un responsable de los separatistas prorrusos, Denis Pushilin.
“Basta de palabras y de vacilaciones políticas”, tuiteó Mijaílo Podoliak, consejero de la presidencia ucraniana, pidiendo a los aliados de Ucrania “decisiones clave rápidas” sobre el suministro de armas potentes.
El Banco Mundial aprobó una subvención inicial de 50 millones de dólares para ayudar a restablecer la red de transporte de Ucrania, que también quedó dañada por los bombardeos.
Se espera que una financiación adicional de más de 535 millones de dólares se concrete “en breve”, según la entidad.
Por el momento ni los europeos ni los estadounidenses han aceptado entregar misiles de largo alcance ni aviones caza a los ucranianos, por temor a una escalada con Moscú.
Solo los británicos han abierto la puerta a posibles entregas “a largo plazo”.
Para castigar a Moscú, los países occidentales impusieron varios paquetes de sanciones económicas, como un tope al precio del petróleo ruso.
Rusia anunció este viernes que recortará en marzo su producción de crudo en 500.000 barriles por día, es decir, cerca del 5% de su producción diaria.