“Nuestra estrategia es destruir la logística, las líneas de abastecimiento, depósitos de municiones y otras infraestructuras militares. Esto provoca el caos en las filas rusas”, dijo Mykhailo Podoliak, asesor presidencial, en declaraciones a la prensa.
Rusia se encuentra en una situación en la que ni logra grandes avances hacia los bastiones ucranianos en la región de Donetsk ni puede garantizar la seguridad de sus arsenales y de las cadenas de suministro en Crimea, bajo control ruso desde 2014, y las regiones limítrofes con Ucrania.
Crimea fue territorio hostil para las tropas ucranianas desde el inicio de la “operación militar especial” en febrero pasado y, de hecho, las unidades que conquistaron parte de las regiones meridionales de Jersón y Zaporiyia procedían de la península.
La pasada semana nueve aviones rusos, según las imágenes de satélite, fueron destruidos en las explosiones ocurridas en un aeródromo militar, causadas por partisanos ucranianos, según admitió Kiev.
El martes fue el turno de un arsenal con combustible y municiones, ataque que obligó a evacuar a miles de personas y que la prensa occidental citando fuentes oficiales atribuye a unidades especiales ucranianas.
El miércoles, el puente de Crimea, la obra de ingeniería que rompió el aislamiento del territorio y unió la península con el continente ruso, ya no está fuera del alcance de las fuerzas ucranianas.
Precisamente, los sabotajes de la última semana han provocado el pánico entre los turistas, que abandonaban de prisa y corriendo la península la víspera a través de ese puente. EFE