Jorge Bergoglio es el segundo Papa que llegó hasta el Paraguay, se reunió con pobladores del Bañado Norte, visitó el Hospital de Niños Acosta Ñu y la Fundación San Rafael, mantuvo un encuentro con representantes de la sociedad civil en el estadio León Coundou, celebró misas en Ñu Guasu –como lo hiciera Juan Pablo II– y en la Basílica Menor de Caacupé y se reunió con los jóvenes en la Costanera de Asunción.
Su trato afable, sus reclamos a favor de los desamparados y su manera directa de hablar a las autoridades hicieron que conquiste el corazón de los paraguayos.
“No podía estar en Paraguay sin estar con ustedes, sin estar en esta, su tierra... Al pensar en ustedes me recordaba de la Sagrada Familia: ver sus rostros, sus hijos, sus abuelos; escuchar sus historias y todo lo que han realizado para estar aquí, todo lo que pelean para una vida digna, un techo”, había señalado durante su visita al Bañado Norte.
Bergoglio también aprovechó su visita al país para reconocer los esfuerzos de la mujer paraguaya y darle su lugar en la historia del país. “Quiero reconocer con emoción y admiración el papel desempeñado por la mujer paraguaya en esos momentos democráticos de la historia. Sobre sus hombros de madres, esposas y viudas han llevado el peso más grande; han sabido sacar adelante a sus familias y a su país, infundiendo en las nuevas generaciones la esperanza en un mañana mejor”, había expresado.
Instó a los líderes a respetar al pobre y a no usarlo como objeto para lavar las culpas. Recordó que el desarrollo económico debe tener rostro humano. También, que la corrupción “es la polilla y la gangrena” de un pueblo. “Los pobres tienen mucho que enseñarnos en humanidad, bondad y sacrificio. En ellos vemos el rostro y la carne de Cristo”, apuntó.
Última Hora recuerda este acontecimiento en su revista especial publicada el 8 de octubre por su aniversario 45.