El documento surge como una respuesta a un análisis de la Cepal, que señala factores que frenan el desarrollo en la región.
El bajo crecimiento, alta desigualdad con baja movilidad social y bajas capacidades institucionales son los problemas a los que la Cepal denomina La triple trampa y que constituyen factores que frenan el desarrollo en los países de la región.
En esa misma línea, el CEE de la UIP analizó estos resultados tomando como escenario la realidad de Paraguay. Julio Fernández, jefe sénior del centro especializado, explicó que tras la década de los 70, América Latina y el Caribe experimentaron 30 años en los que el crecimiento económico quedó estancado.
En lo que respecta a la primera trampa, baja capacidad para crecer, el especialista asegura que este estancamiento fue motivado por el bajo crecimiento de la productividad, baja inversión y la baja calidad de los recursos humanos.
“En el 2022, Paraguay tenía una productividad laboral de 13,3, bastante inferior a los demás países de la región, como Argentina (28,8), Uruguay (26) y Brasil (17,7)”, explicó.
En lo que respecta al crecimiento de la inversión, Fernández dijo que Paraguay está mejor posicionado, ya que mientras el promedio de regional fue de 2,1, nuestro país se ubicaba en un promedio de 3,6 en los últimos 20 años.
Por último, en lo que respecta a la calidad de los recursos humanos, se señala que el promedio de crecimiento regional se ubicó, en la década de los 70, en 3,9% y en la década del 2010 en 1,3%, mientras que nuestro país fue del 6,4, cifra superior a la región, pero con un 66,8% de los empleos en la informalidad.
En lo que respecta a la segunda trampa, alta desigualdad, baja movilidad y cohesión social, el jefe sénior del CEE recuerda que, durante los últimos treinta años, la región ha sido una de las más desiguales, con ingresos altos concentrados en una pequeña parte de la población.
“La concentración de ingresos ha resultado en una tasa de movilidad social muy limitada, lo que impide que las personas de sectores menos favorecidos puedan mejorar su calidad de vida”, dijo. Asimismo, explicó que la desigualdad refleja un alto nivel de desconfianza a nivel personal, así como institucional. Indica que este sentimiento de vulnerabilidad hace que las personas se sientan incapaces de mejorar su futuro.
INEFICAZ. Por último, se señala a la baja capacidad institucional y gobernanza poco efectiva como la tercera trampa que frena el desarrollo. Julio Fernández explica que la baja eficiencia administrativa, la burocracia y la administración pública de mala calidad son otros factores negativos.
Asimismo, sostiene que la falta de planificación a largo plazo, la deficiencia en procesos de contratación, el abandono del proceso meritocrático, la inestabilidad del empleo y la falta de profesionalización también frenan el desarrollo.
En ese sentido, el informe señala que el Índice de Estado de derecho, que mide la confianza del ciudadano en el cumplimiento de reglas sociales y contratos, ubica a Paraguay como uno de los peores de la región, con 0,46 puntos. Esto refleja las debilidades de la gobernanza y el Estado de derecho.
Por otro lado, se indica que la Evaluación de Efectividad de Control Interno del Sector Público, elaborado por la Contraloría, concluye que el 60% de las instituciones públicas son deficientes.
El informe del CEE de la UIP concluye, que, si bien el Paraguay se encuentra en varios puntos mejor ubicado que otros países de la región, aún queda mucho por mejorar para buscar el bienestar ciudadano. La UIP señala que la industrialización podría ser un camino para llegar al desarrollo, generando empleos de calidad, que eleven la productividad e impulsen un ciclo de inversión. Asimismo, señalan que la industrialización podría reducir la desigualdad y transformar la coerción social. Por otro lado, indican que esto debería ir de la mano con una gobernanza eficiente y sólida, que promueva la transparencia y fomente la confianza en las instituciones públicas, así como en las autoridades.