No faltó la foto con el famoso cuadro de fondo, Los niños de Acosta Ñu, de Koki Ruiz.
Lo que queda del abdismo se concentra ahora en esta cámara y ya tuvo que ceder la mesa directiva ante la indiscutible fuerza del movimiento Honor Colorado.
Lo que saben hacer, ya lo hicieron. Todo el Estado está distribuido entre colorados. La ley del olvido y la unidad se concretó una vez más, empezando por Diputados y luego con el apretón de manos entre Santiago Peña y Mario Abdo. El primero necesita una transición pacífica para poder recibir en orden la administración del nuevo gobierno; el segundo, no puede arriesgarse a entrar a una batalla con ejército débil y teniendo todo para perder. La hegemonía ya es cartista y es difícil ganar una revancha sin tener poder.
Queda el Senado, que está lleno de caciques y es un terreno más difícil. Un almuerzo con Santiago Peña el martes será el escenario para intentar llegar a un acuerdo. El único cartista que busca la presidencia es Silvio Ovelar, mientras que el sector independiente, la bancada que se desprendió del abdismo, tiene tres aspirantes, que son Cachito Salomón, Lilian Samaniego y Blanca Ovelar. Es costumbre que entre colorados se equilibre la balanza distribuyendo las presidencias de las dos cámaras del Congreso y el cartismo volvió a tomar como feudo a Diputados.
Peña necesita gobernabilidad y no puede empezar con el pie izquierdo teniendo tres frentes colorados en el Senado.
Aparece Abdo. La historia de Colorado Añetete y Fuerza Republicana terminó en el Senado luego de las elecciones, los senadores no cartistas se reagruparon y se independizaron de los dos líderes. El movimiento estuvo a punto de la extinción. El diputado Carlos Arrechea dijo que en Cámara Baja también estaban camino a desaparecer, no sabían quién era el líder, desconocían a Marito y apuntaban a cambiar de nombre. Pero el cumpleaños de Rubén Roussillón fue la oportunidad de hacer una demostración de que seguían con vida. Abdo apareció junto con Hugo Velázquez y 17 diputados electos. Los voceros aseguraban que el movimiento estaba fuerte, que la identidad se mantenía y que la conducción era insustituible.
Marito comenzó con esta imagen a bajar decibeles. Sabía que además, su proyecto de reglamento de la senaduría vitalicia, una forma de protegerse luego de la presidencia, iba a ser rechazado en el Senado, incluso con votos de antiguos aliados. El abdismo se debilitó y los diputados que quedan son su único respaldo.
Oposición. El Congreso es colorado y la oposición debe buscar su rol. En Diputados ya dio un paso poco estratégico. Anunciaron una candidatura propia sabiendo que no tenían posibilidad. Con esto solo espantaron al abdismo, que buscaba un acuerdo para lograr la presidencia y hacer frente al cartismo que terminó fortalecido. El comportamiento opositor inteligente será el gran desafío en los siguientes cinco años.