Grácil y contenida en sus gestos, tiene un hablar un tanto rápido, aunque frasea más lento que la gente oriunda de Buenos Aires, donde vive, estudia y enseña nuestra entrevistada. Como mezzosoprano tiene desarrollada una extensa carrera por ciudades de todo el mundo. Sus investigaciones, publicaciones, seminarios y ponencias sobre la música tradicional Sefardí en Iberoamérica le han valido reconocimientos de diversos organismos internacionales. Su más reciente libro trata precisamente del legado musical oral de los judíos de origen español, quienes fueron expulsados por Fernando VII y se dispersaron por diversos países europeos, pero que conservaron el idioma castellano del Siglo de Oro. Y las canciones que fueron transmitidas de generación en generación y que llegaron a nuestro continente a fines del 1800. “Mansevo, mansevo, alto y delikado, que por una mosa vas embelecado Majo, majo, dama, agua ‘n’ el mortero. No ay kien se apiade d’este forastero”, dicen los versos de una canción anónima sefaradí que ella ha recopilado para su disco y para el libro que nos ha entregado. “Pensaba publicarlo en Buenos Aires, pero Nicolás Chase se enteró y quiso que se publicara aquí e hizo las gestiones ante el Fondec”, nos comenta sobre el volumen editado por Servilibro y que lleva un escrito de contratapa del periodista y escritor Jesús Ruiz Nestosa.
Aunque en nuestro medio no han tenido relevancia, sin embargo, nuestra investigadora supo hallar a personas que le transmitieron canciones y documentos, que constituyen un valioso rescate.
También le han llamado la atención en sus distintos viajes, aspectos del folclore y, en particular de la música paraguaya. Mantiene una relación de contacto regular con referentes de éste campo.
-¿Podrías hablarnos de tu libro más reciente, Triángulo judeo-español, presentado en la reciente Feria Internacional del Libro de Asunción?
-Defino a Triángulo judeoespañol- Canciones sefardíes de Jerusalén en Asunción y Buenos Aires, como un libro científico-autobiográfico. En él hay tres tipografías; cada una de ellas es para un tema específico: lo personal, la investigación y los poemas de las canciones, uno a continuación de otro hacen el texto total. Algunos de los cantos pertenecen a la primera sesión de documentación de campo que hice cuando aún era estudiante universitaria en Buenos Aires; los otros son de Asunción y los grabé hacia fines de 1974. Son el resultado de una búsqueda mía hacia las fuentes paraguayas de las cuales provenían mis primeros informantes. Un escrito muy postergado que comencé a escribir en el 2016, cuando me reencontré con las ciento y algo de cartas que le escribí a Ángel Llorente.
-También has editado como cantante discos como Cantares de Sefarad, ¿cuál fue el criterio de selección de dichas canciones y por qué te interesó interpretarlos?
-Después de un recital y un long-play que llevaban ese título y fueron muy exitosos, cuando se aproximaba el Quinto Centenario de la Expulsión de los Sefardíes de los reinos de Castilla y Aragón, la misma fecha de la llegada de Cristóbal Colón a América, 1492, tuve deseos de volver a grabar otros cantos que había documentado. Así surgió Cantares de Sefarad - volumen II. Este cedé, que lleva el mismo título, tiene una selección de canciones muy poco frecuentadas por otros intérpretes del repertorio, casi todas las melodías y textos provienen de los ejemplos documentales de mi archivo.
Según los distintos cantos elegí el acompañamiento instrumental que entendí más adecuado, ya que originalmente apenas se acompañaban con una pandereta o pandero y en pocas ocasiones con un laúd árabe.
-Sabemos que tienes una larga tradición de trabajo como investigadora en temas del folclore, ¿qué áreas específicas te han interesado?
-Desde que cursaba la carrera tuve una clara intuición, todavía no era un conocimiento basado en el estudio, de que debía preservarse la tradición oral, es decir, aquellas músicas que no están escritas y que desaparecen con la persona que las canta o las ejecuta. Ese fue mi objetivo con respecto a las diversas manifestaciones de este tipo.
-Estuviste en Paraguay en la década del ’70 y años posteriores, trabajando en dicho campo, ¿podrías mencionar algunos de los temas explorados?
-Yo venía a Paraguay por razones personales, pero al ser investigadora del Instituto Nacional de Musicología -todavía no se llamaba Carlos Vega, como su fundador- el director me indicó hacer algunas “prospecciones de campo” para establecer un Calendario de Festividades Folclóricas. Comencé por el Departamento de Santa Rosa, para la Fiesta Patronal, donde obtuve muchos datos interesantes. Más tarde, con Llorente, en Semana Santa, documentamos a los Estacioneros en Sajonia y Lambaré; en otro viaje, para Reyes, San Baltasar en Tobatí y más tarde un Encuentro de Tradicionalistas en Areguá.
-¿Piensas publicar algunos de esos trabajos recopilados en Paraguay?
-Ya entonces escribí sobre el San Baltasar y salió publicado en un diario de Asunción; hablé sobre estos temas en un congreso del Cicop que se hizo en Buenos Aires en 2017 y desde entonces estoy analizando y trabajando sobre ese material. Mi intención es escribir un trabajo que abarque todos mis viajes y que pueda ser un aporte tanto al estudio del folclore propiamente dicho como a otras manifestaciones más elaboradas, pero con muchos elementos propios de la música tradicional paraguaya.
-Lo que haces en diversos planos tiene que ver con el ‘legado folclórico o musical’ de qué hablamos cuando citamos ese concepto?
-Un aspecto a explorar, algo que ocurre también con la música argentina, y determinar es a qué se llama “música paraguaya”. En el concepto más estricto se llama “música folclórica” a la tradición oral anónima.
Entonces, dónde, en qué género o clasificación ubicar a las composiciones inspiradas en la misma pero que tienen autor. Otra pregunta válida sería ¿es música paraguaya aquella de un autor paraguayo, pero sin elementos folclóricos? El tema da para la discusión y merece indagarlo.
-La Guarania, expresión musical nacida en el país, está camino a ser candidatada ante la Unesco para ser nominada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ¿qué opinas ante esta iniciativa? Una categoría que ya tienen el tango y el chamamé.
-¡Creí que ya lo era!
La Guarania es una música tan identificada con la música paraguaya que estoy convencida que debe ser candidatada, ¡sin lugar a dudas!; aun cuando eso suponga y exija el esfuerzo de cumplir las etapas y requisitos que una institución como la Unesco pide en sus reglamentos. Hago votos para que se pueda lograr.
Antonio V. Pecci
Periodista e investigador
antoniopeccipy@yahoo.com