30 abr. 2025

Un craso error (parte 2)

Édgar Emilio Servín*@ServinCoronel

Édgar Emilio Servín*@ServinCoronel

Amable lector: Nuestro análisis se desarrolla dentro del campo estratégico. Y cuando hablamos de política, lo hacemos desde las políticas públicas. De allí surgió aquella primera premisa: La intervención militar modificó todo el escenario político de la seguridad interna. Desde esa posición decíamos –al concluir el artículo anterior– que la probable ineficacia del CODI o la FTC se deba a dos factores: a la falta de gestión del Ministerio del Interior y del Comando de las Fuerzas Militares. Entendamos. En un conflicto como el que afecta específicamente al norte y cuando se introducen fuerzas militares para operar dentro de la población en un ámbito físico, humano y de la información, el Ministerio del Interior debe proveer de Políticas Públicas de Seguridad (PPS). Y no se cuenta con ello. Cualquier órgano de cumplimiento de la ley en operaciones en curso que carezca de ese valioso instrumento andará a tientas.

Una PPS contiene planes, programas, proyectos y objetivos. Es uno de los cuadernos de bitácora en el que se posa un comandante como doctrina para formular soluciones, tomar una adecuada decisión e implementarla.

La evaluación quedará a cargo de las autoridades políticas. Para muestra, basta un botón ¿Se vio alguna reforma o inversión importante para la seguridad ciudadana en la ciudad de Pedro Juan Caballero? No.

Paralela a esta carencia se suma la falta suficiente de talento humano que debe proveer el Comando de las Fuerzas Militares a su brazo ejecutor. Me refiero a la Masa de Maniobra. ¿Usted vio alguna reforma o inversión importante en la FTC? No. Con estas carencias se aguza la probabilidad de debilitar al CODI, con la posibilidad de una acción importante de parte de las fuerzas irregulares. Es que, un comandante militar de estos tiempos desarrolla su estrategia en base a una concepción lúdica, en donde demuestra su creatividad utilizando a estos dos pilares como instrumento de trabajo y de gestión.

Para quien tuvo la posibilidad de formarse en estas lides a lo largo de los años es fácil deducir el final de este ciclo. Lo dijimos, hemos visto desfilar a un sinnúmero de ministros de seguridad legos, cuya insuficiencia y arrogancia contrastaba con la sangre de nuestros soldados. Siempre arguyen –desde Francisco De Vargas hasta el actual– aquel aforismo de la guerra fría que decía “por una cuestión estratégica no vamos a develar nuestras acciones”, ello indica que no saben qué hacer. Es que la incompetencia cuesta caro. Decía el general Douglas MacArthur algo así como “una vez que nos obligan a entrar en un conflicto, debemos de emplear todos los medios disponibles para acabar con él de una forma rápida y efectiva”.

Días pasados, en una entrevista en Radio Monumental AM, muy suelto de cuerpo, el ministro Juan Ernesto Villamayor espetó, “tengo a una larga lista de personas que me piden audiencia con la solución para acabar con el EPP”. Más modestia ministro. Siempre algo se aprende.