Este negocio estaba especializado en la reparación de vehículos accidentados, pero decidió reorientar sus actividades después del inicio de la invasión rusa en Ucrania el 24 de febrero.
Ahora, los mecánicos pasan largas jornadas reparando camionetas y buses requeridos por los militares para el transporte de armamento o de drones de vigilancia.
“No somos un país rico y el Estado no puede entregarles a todos nuestros soldados vehículos blindados con tracción en las cuatro ruedas, por lo que las camionetas son una alternativa”, explicó a la AFP Anton Senenko, uno de los voluntarios que se encarga de organizar el trabajo.
La calidad de los arreglos se convierte en una cuestión de vida o muerte para los soldados en el frente del este del país, afirmó.
“En tiempos de paz, muchas veces se producen averías en un vehículo, pero en una guerra, una avería puede provocar una tragedia. Si un vehículo no arranca, es el final, los soldados no pueden escapar de un tanque del enemigo”, explicó.
Los vehículos son donados o comprados por voluntarios que recolectan fondos y a veces son importados de países vecinos como Polonia, Letonia o Estonia.
Terreno difícil
Esa tarde, los mecánicos estaban trabajando bajo la carrocería de dos vehículos que necesitaban cambios en el motor.
“No nos limitamos a cambiar los filtros y los lubricantes, preparamos todo el vehículo para las condiciones difíciles de la primera línea” del frente, explicó Senenko.
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Este trabajo implica cambiar los amortiguadores y el sistema de freno, pero también instalar a veces soportes para poder cargar material militar o colocar una antena.
Y a medida que la guerra sigue, las exigencias cambian.
En algún momento de la contienda los vehículos de dos ruedas fueron útiles en ciertas zonas de combate, pero el terreno complicado del este requiere vehículos de cuatro ruedas motrices y de preferencia con neumáticos que sean todoterreno.
Al comienzo los soldados pedían que los vehículos fueran pintados de verde camuflaje, pero ante el avance del invierno prefieren tonos como el gris o el negro.
El propietario del garaje, Ruslan Kulaguin, ha ido adquiriendo experiencia en materia militar, ya que nunca antes tuvo que considerar este tipo de factores en su actividad.
“Es nuestra contribución a la victoria”, contó con orgullo el hombre de 46 años.
Vehículos de combate
Hasta el momento, unos 50 vehículos han sido enviados al frente del este, afirmó Senenko.
Las reacciones de los soldados son positivas, aseguró, por su parte, Vlad Samoilenko, que trabaja junto a Senenko para coordinar el proyecto.
“Cuando uno ve que los coches duran meses en el campo de batalla, eso le reconforta a uno el alma. Es algo que nos inspira”, afirmó.
Para Senenko, una fuente de satisfacción son las cartas de los soldados que le cuentan que un vehículo ha recorrido cerca de 15.000 kilómetros sin ninguna avería.
En un momento, dos soldados uniformados llegaron al garaje para recoger un Toyota Hiace de 2002 que será utilizado para transportar un dron.
El vehículo fue importado de Noruega y requirió reparaciones en los frenos y en el motor, además de algunas adaptaciones.
Después de inspeccionar el coche, los militares posan para una fotografía con Senenko y Samoilenko.
Senenko mira el vehículo y hace un gesto como si llorara. “Es como enviar a un niño a la escuela”.