30 abr. 2025

Un hereje en la Corte

Senador Ríos

Senador Ríos

33 votos cantó el presidente del Senado, Óscar Cachito Salomón y Víctor Ríos fue designado por una cómoda mayoría ministro de Corte Suprema de Justicia de la terna enviada por el Consejo de la Magistratura. Esa misma tarde del jueves, el presidente Mario Abdo Benítez dio su acuerdo constitucional.

La designación de Ríos fue probablemente la más polémica desde 1992, cuando la nueva Constitución cambió las reglas para elegir la Corte. Apareció el Consejo de la Magistratura cuya función exclusiva y excluyente es seleccionar y proponer ternas para el sistema de Justicia. Si bien han existido cuestionamientos a algunos candidatos e innumerables pactos de medianoche, nunca antes hubo un rechazo tan sonoro de parte de los sectores más conservadores de la sociedad. Detrás del cartismo se encolumnaron los gremios empresariales, Patria Querida y la Iglesia Católica que alertaron sobre un “quiebre institucional dañando la democracia y el Estado de Derecho”. Eso decían los pulcros comunicados, pero luego sus distintos voceros señalaron la verdad real. El senador Sergio Godoy lo hizo por HC y los gremios: “Nuestra oposición es por cuestiones ideológicas, la relación entre hombre y mujer, la ley de paridad, gravar con impuestos al sector productivo, ver a los ricos como el problema y como el causante de la pobreza… por supuesto que cuando un candidato con esa ideología pretenda llegar a la Corte, vamos a estar en contra”. Sor Noemí Ayala, la solitaria monja que acató el llamado de rebelión de Mons. Edmundo Valenzuela, tradujo el políticamente correcto mensaje de los obispos asegurando que el nombramiento de Ríos traería calamidades porque apoya “el aborto y el matrimonio gay”.

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A sabiendas de la derrota en Senado, Honor Colorado intentó “un golpe” en Diputados con la destitución de Roberto González como representante ante el Consejo de la Magistratura. Ofrecieron el cargo a Jorge Ávalos Mariño y a Rocío Vallejo (PPQ), pero a última hora el liberal no se animó a dar el paso. HC buscaba presionar a Marito, pero tampoco pudo hacerlo.

En Senado, el tema delimitó canchas electorales y posicionamientos político/ideológicos. El PLRA llanista no votó a Ríos. Donde claramente se vio la disputa fue en la ANR, donde una mayoría de senadores dio su voto al liberal. En términos generales, más allá de los partidos, el escenario fue una puja entre cartistas y anticartistas y conservadores versus progresistas. El Senado, una vez más, fue la muralla que frenó a Cartes.

LA INSTITUCIONALIDAD. Si bien es cierto que el rechazo al nombramiento de Ríos es ideológico, su salto a la cúpula judicial encierra un justificado temor. En 30 años, es la primera vez que un senador es nombrado ministro de Corte, aunque varios políticos fueron nombrados antes como Óscar Bajac, Óscar Paciello, Gladys Bareiro o Manuel Ramírez. En todo este tiempo se intentó blindar del poder político el nombramiento de sus propios jueces, o al menos, se intentó mantener cierta distancia. Es una peligrosa compuerta que se abre. Pero señalar que anteriormente no existió acuerdo político es una falacia perversa. Todo ministro llega gracias a un pacto y padrinos específicos. Otro gran engaño es plantear un escenario apocalíptico de inseguridad jurídica. La Justicia paraguaya, hace décadas, es una de las más corruptas y del mundo y poco o nada ha mejorado con los actuales jueces seudo independientes.

El problema de la Justicia hoy ya no es tanto la partidización sino el copamiento de los poderes fácticos. La fiesta de la corrupción dejó de ser bicolor para convertirse en una mezcla de intereses de toda laya gracias al vínculo entre las claques de magistrados y fiscales corruptos, bufet de abogados, masones, políticos y gremios diversos que ejercen presiones y compran sentencias. Como muy bien lo pintó el caso Óscar González Daher. Este es el problema de fondo de la inseguridad jurídica.

Ayer en Telefuturo, Ríos aclaró posiciones y desmontó la construcción que se hizo de su perfil. Con cierta ironía señaló que será el “único hereje” en la Corte. Se mostró sensible a los temas del cambio climático, ratificó su defensa de la propiedad privada y acotó estar filosóficamente en contra de la elevación de penas porque no soluciona la criminalidad para explicar por qué se opuso a la ley que aumentó la pena por invasión a la propiedad privada. Negó estar a favor del aborto y del matrimonio igualitario, pero sí a favor de la unión civil igualitaria, y se preguntó de dónde la Iglesia Católica sacó esos argumentos para cancelarlo. Incluso mencionó una reunión con monseñor Valenzuela antes de presentar su postulación.

El próximo miércoles Ríos ya estará sentado en el Palacio de Justicia como miembro número 9 e integrando la Sala Constitucional junto a Antonio Fretes y César Diesel, una sala clave, la gran Reina del ajedrez de la Corte, como señaló un abogado.

Más allá de su sentido de pertenencia política, Ríos es un voto entre nueve y mucho no podrá hacer sino tiene el acompañamiento de sus colegas.

Así como otros ingresaron como grandes promesas de independencia y se convirtieron en simples peones del poder real, el examen del ministro Ríos ante la ciudadanía empieza a correr.

Finalmente, sus fallos hablarán por él.