“El EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo) ya dejó un tendal de heridos, lisiados, viudas, huérfanos y mucho dolor, pero sigue la lucha contra ellos”, fueron las recientes palabras de la ex fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez, quien tuvo un papel protagónico en uno de los crímenes de este grupo, que marcó el país, y fue el asesinato de Cecilia Cubas.
Y es que sí, cierto, esta agrupación criminal ya dejó enlutadas a tantas familias por una ideología criminal que aunque me ponga a pensar por horas, no encontraré razón alguna.
Desde el comienzo –en nuestro país– se tenía un descreimiento de que fuera cierto que estos grupos existieran o que cometieran estos atroces crímenes, pero las autoridades los detuvieron y fueron llevados a juicios sus miembros, en una lucha frontal.
Sin embargo, a medida que transcurrieron los años, aunque fuimos teniendo todavía más Cecilias víctimas, el ataque al parecer ya no es el mismo de antes y acabar con la estructura es lo queda pendiente.
Lo dijo hace unos días una jueza de Sentencia: “Pasó una década y más y a lo mejor con más o menos fuerza, pero vemos que sigue (operando el grupo) y que realmente no se ha triunfado a nivel de Estado para la persecución y el exterminio de estas fuerzas. Eso es lo que nos queda pendiente, si bien mucho se ha hecho”.
A nivel Estado, esa es la tarea falta por cumplir.
Recientemente, también me caló hondo lo que decía la familia del ex vicepresidente Óscar Denis (secuestrado en nuestro país desde hace tres años). Su hija lamentó que a él no se lo busca y tampoco a las dos personas que supuestamente el grupo mantiene en cautiverio, sin dar siquiera una señal de vida o indicios de dónde podrían estar.
“Es inaceptable que nosotros los familiares y que la sociedad en general debamos resignarnos a que un grupo criminal nos haya robado a los tres. Es evidente que el Estado ha fracasado en su obligación de garantizar la vida, la seguridad y la libertad de todos los paraguayos, incluyendo a Edelio, a Félix y a papá...”, se quejaba Beatriz Denis, la vocera de la familia.
Pasaron tres años sin su papá al lado, por lo que renovaron el llamado al Gobierno paraguayo y a las autoridades para que se comprometan a encontrarlos a los tres.
“La búsqueda de los tres –Óscar Denis, Edelio Morínigo y Félix Urbieta– debe convertirse en una prioridad nacional, una prioridad que trascienda discursos y se plasme en acciones concretas con resultados palpables”, dijo.
Y no me imagino esa frustración y el desgaste emocional que les genera la falta de avances para saber qué pasó con ellos.
Yo sé y estoy convencida de que este tipo de combate no se logra de la noche a la mañana, sino que es un proceso largo, pero aunque hayan caído ya los principales líderes de este grupo, los miembros que quedan siguen dejando en vilo a familias que siguen contando días, meses y hasta años, sin ver a sus seres queridos.
¿Qué es lo que hace falta?, ¿cuál es la herramienta que no estamos encontrando?, ¿cuánto más deben esperar sus familiares? Vi que desde hace tiempo se tiene supuestamente una cooperación internacional para el combate contra este grupo, pero no siguen faltando más resultados, porque no es solo hacer caer a sus miembros, sino que pareciera que nos estamos olvidando de encontrar a los secuestrados.