Bruno Vaccotti, gerente de Comunicaciones de la Fundación Paraguaya, afirma que “con una realidad que penosamente nos ubica entre los peores cinco sistemas educativos del mundo, la falta de un golpe de timón es desalentador. Hace 34 años, la Fundación Paraguaya genera espacios de formación a diferentes públicos. ¿Cómo hemos logrado que mujeres en situación de pobreza ahorren?, ¿Cómo hemos logrado que sus hijos ahorren? Si nosotros, como organización lo hemos logrado, con la gente, pensando en la gente, estamos seguros que desde el Gobierno se puede impulsar algo serio”.
Agrega que “horas y horas de reuniones y mesas de trabajo con diferentes carteras del Estado donde, a la hora de remangarse, pareciera ser que se acabó la voluntad, el periodo electoral o el Gobierno. Desde la era democrática, 21 ministros de Educación han desfilado por los pasillos de las escuelas del país, menos de un año y medio en promedio de permanencia. Con todos ellos, sin excepción, nos hemos reunido y nos hemos puesto a disposición para revertir algunos de los daños que el sistema obsoleto de educación está generando, donde nunca podemos trascender de las buenas intenciones. Mientras tanto, la Escuela Agrícola Cerrito, administrada por la Fundación Paraguaya, genera USD 700.000 por año, donde jóvenes de sectores más vulnerables de nuestro país aprenden de manera práctica a generar polos de riqueza rural, en lugar de ampliar los cinturones de pobreza urbanos. Cerrito fue premiada por organismos internacionales, multinacionales, la Realeza Española, y su modelo es replicado en más de 20 países, sin subvenciones ni apoyo del Estado”, destaca.
“No nos queremos conformar con que Cerrito siga siendo un modelo educativo de exportación, que nuestra Escuela Belén en Concepción siga creciendo y así también el Centro Educativo Mbaracayú, administrado por la Fundación Moisés Bertoni. Sabemos que todas las escuelas de zonas suburbanas y rurales pueden ser como Cerrito y convertir a jóvenes vulnerables en exitosos emprendedores rurales”, aduce Vaccotti.
“Necesitamos con urgencia que la Educación Financiera sea causa nacional y que la misma sea impartida durante toda la vida escolar, complementando con una educación aplicada a nuestro contexto, donde los niños, niñas y adolescentes aprendan no solamente a generar dinero, sino a saber qué hacer con él, para poder reducir drásticamente los porcentajes de sobre endeudamiento”, finaliza.