El contraste será aún mas evidente; aun no llegamos a la etapa óptima del físico, apenas sabemos del potencial técnico táctico que conlleva para seleccionar a juveniles con alto rendimiento de inteligencia. Aún está vigente el sistema de “ojeadores”.
Lo arriba mencionado, detectar e implementar un plan a largo plazo es tarea de los dirigentes. Ellos están para pensar, autoevaluarse y evaluar los lineamientos a seguir. No asoman en los medios un informe de lo actuado en las eliminatorias. Es como decir, perdemos y seguiremos perdiendo. El papel de la dirigencia es pensar y comunicarse eficazmente.
El silencio es un enemigo letal de lo mejor. Si no hay una convocatoria de la dirigencia a un debate sobre el fútbol que queremos para el 2030 seguiremos caminando al precipicio.
