22 dic. 2024

Un país con pobreza estable

“Me dan ganas de llorar”, decía el ex presidente de Argentina, Mauricio Macri, al ponderar la estabilidad de la moneda paraguaya, el guaraní, que el próximo 5 de octubre cumple 80 años. El empresario celebraba la economía de este país, haciendo alusión a la diferencia con su nación, que está en crisis.

En Paraguay muchos también tienen ganas de llorar. Y es que esa economía tan estable y previsible a nivel macro de la que habla Macri no logra bajarse a la población. Ni siquiera se condice con el crecimiento económico, que en el 2022 cerró en un 0,2%, ubicando al país en el último lugar de la región.

La pobreza en Paraguay afecta al 24,7% de su población y esto no incluye las dificultades con las que (sobre) vive la clase media.

Los grandes números. El Estado paraguayo tiene una deuda de más de 550 millones de dólares a farmacéuticas y constructoras. En total, la deuda pública (interna y externa) es de 15.000 millones de dólares. Se superó el 37% del producto interno bruto (PIB).

El déficit fiscal es de 3,5%, una cifra muy elevada que podría ser falsa, ya que varios economistas advirtieron que en realidad los cálculos llegan al 5%. El nuevo Gobierno se puso el objetivo de bajar al tope, es decir, 1,5% del PIB, cuando se estudie el Presupuesto General de la Nación.

Y aquí entra lo clave. Muchos estamos cansados de escuchar que la solución a todos los problemas es reducir el gasto público solamente. “Solo tienen 10% de IVA y 10% de ganancia (por el IRP), y con eso pagan el Estado”, resaltaba Macri en un programa de televisión al hablar de los impuestos en Paraguay.

El cartismo anunció desde el día uno que no habrá ningún aumento de impuestos. Entonces, ¿cuál es la salida para mejorar los servicios públicos? Paraguay tiene la más baja recaudación de impuestos de la región y eso se nota en la pésima educación y sistema de salud, que incluso obliga a una gran cantidad de connacionales a migrar a la Argentina. De por sí, la migración forzada de paraguayos es una de las más altas en Latinoamérica.

No hay salud, no hay educación y tampoco hay transporte público de calidad ni turismo destacable. Paraguay tampoco cuenta con aportes científicos de relevancia y no brinda oportunidades a los artistas.

Entonces, si no habrá más impuestos, ¿significa que todos estos servicios públicos seguirán como están en los próximos cinco años? ¿Cómo piensan Santi Peña o Carlos Fernández Valdovinos recaudar para el Estado?

El politólogo Marcello Lachi calificó a la clase rica paraguaya como un sector de la población sin visión de futuro y que no quiere pagar impuestos. Los políticos en Paraguay representan a este sector, no a la clase media ni baja, por lo que defienden la no creación de impuestos, generando temor a las personas con bajos ingresos con la mentira de que les afectará.

Lachi menciona que los empresarios no entienden que un cierto nivel de presión fiscal es necesario porque la baja presión fiscal significa pocos servicios sociales, aumento de la pobreza y criminalidad.

No queremos que en lugar de cobrar impuestos a los más ricos nuevamente se tenga que aumentar la deuda pública con préstamos. Sin impuestos no habrá desarrollo.

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A continuación, una columna de opinión del hoy director de Última Hora, Arnaldo Alegre, publicada el lunes 2 de agosto de 2004, el día siguiente al incendio del Ycuá Bolaños en el que fallecieron 400 personas en el barrio Trinidad de Asunción.