El joven paraguayo Gustavo Cuevas, después de su experiencia con el papa Francisco, se trazó la idea de hablar con líderes mundiales. Por eso viajó hasta Uruguay para conocer a José Pepe Mujica, ex presidente de aquel país, y hablar con él.
“De ir a ver al Papa a decirle que estamos ‘armando lío’ fui a ver a Mujica para entregarle este premio de forma simbólica por sus esfuerzos de paz y diálogo entre las naciones”, mencionó orgulloso a Última Hora el compatriota.
Estudió en Nueva York y durante sus vacaciones en setiembre del año pasado visitó al Sumo Pontífice en el Vaticano, Roma, capital de Italia. Tras la repercusión que tuvo aquello, contó que decidió hacer una escala en tierras charrúas antes de volver a Paraguay.
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“Fui a visitar al presidente ‘más pobre del mundo’, así como le reconocen los medios”, dijo.
Cuevas no anunció su visita previamente y tampoco tuvo que hacer gestiones de antemano para ser recibido, más bien, probó su suerte el sábado pasado, llevando un reconocimiento que él armó para entregarle a Mujica, el de Nobel de la Paz.
Estos honores obtuvieron oficialmente en Latinoamérica el diplomático argentino Carlos Saavedra en 1936, por su intermediación para el cese de la Guerra del Chaco, y el presidente colombiano Juan Manuel Santos en 2016, por su contribución al fin del conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), refirió el joven paraguayo.
“Y a mí me pareció injusto que a José Mujica no le hayan nombrado Premio Nobel por su larga lucha, así que le hice este reconocimiento simbólico en vida”, afirmó.
Sorbos de mate y amena charla
Siguiendo con su relato, Cuevas comentó que llegó hasta la chacra del ex mandatario uruguayo en Rincón del Cerro, en las afueras de Montevideo. Ahí lo vio a él, fumando tabaco, acompañado del único guardia que lo custodia.
Entonces se acercó y expresó sus intenciones: “Vengo a traerle este pequeño homenaje por sus esfuerzos de paz, pero en vez del premio en efectivo le traigo un poco de yerba mate del Paraguay”.
“Con la yerba está bien”, respondió Mujica y empezaron a reír los dos.
Luego, Gustavo Cuevas fue convidado a tomar un mate. Agregó que hablaron un poco de política internacional, sobre la crisis de Venezuela y la realidad paraguaya.
El joven paraguayo también prestó mucha atención a sus anécdotas. Le narró que una vez un jefe de Estado de Noruega le obligó a usar corbata. Era una de las formalidades que detestaba en su momento.
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Precisamente, una de las cosas que admira del ex presidente uruguayo son su humildad y su vocación de servicio. “Es una persona muy ilustrada y tiene una agudeza de pensamiento que muy pocas personas logran alcanzar. Además, es un gran luchador porque estuvo 12 años en dictadura, y aún salió adelante y siguió haciendo historia en Uruguay”, mantuvo.
Pepe Mujica rememoró que fue muy amigo de Hugo Chávez, ex mandatario de Venezuela. Recordó que le decía que dejara hacer lo suyo a los que quieren trabajar, incluso, le donó vacas de Uruguay, que a los dos meses murieron porque no supieron cuidar.
Tras lamentar aquella situación, añadió que espera que las naciones se sienten a dialogar la crisis en el país caribeño porque ahora mismo “lo que hay que evitar es una guerra”. “Finalmente, son los pobres quienes cargan con todas las consecuencias, ya sea civil o internacional”, pensó.
Mensaje de Pepe a un paraguayo
Gustavo Cuevas afirmó que fue una experiencia muy positiva. “Más que nada, me siento esperanzado y muy privilegiado por haber charlado con el Pepe, como él me permitió llamarle. Me dio un consejo personal muy fuerte y que se me quedó grabado. Dijo: ‘Júntense con los que piensan igual y traten de hacer algo’”, expuso.
El joven fue consultado sobre su próximo objetivo, es decir, quién es el líder al que visitaría en una siguiente oportunidad, y contestó que será Juan Manuel Santos.
“Si los jóvenes empezamos a escuchar a los líderes mundiales que tienen un mensaje positivo y ‘armamos lío’ en forma positiva y constructiva, yo creo que el país puede salir adelante, y ese es el mensaje que yo rescato de estos líderes, así que al volver a Paraguay espero devolver un poco de lo que aprendí viajando y estudiando en pos del desarrollo de nuestro país”, concluyó.
José Pepe Mujica tiene hoy 83 años y desde que abandonó el escenario político prefiere descansar en su casa, abocarse a las tareas de su chacra y no recibir más visitas, aunque, con el joven paraguayo hizo una excepción.