Noruega llevó a cabo un insólito “experimento”, que tuvo repercusión mundial, pero del que los participantes se arrepintieron al día siguiente. Se trata de jugar un partido de fútbol bajo los efectos del alcohol con la escusa de combatir el intenso frío.
Como es “una nueva modalidad” del Deporte Rey, los organizadores establecieron ciertas normas para que la competencia tenga una matriz de legalidad.
La primera regla es básica: “Hay que emborracharse y jugar”. La segunda es más compleja, porque necesita la medición de alcohol en la sangre, porque si el jugador no alcanza el nivel establecido a la hora de concretar, el gol no sube al marcador.
“Si anotas un gol tienes que someterte a una prueba de alcoholemia y si da menos de lo que establecido -un gramo de alcohol por litro de sangre- el tanto no es válido”, dijo a BBC Mundo Erlend Morch, uno de los creadores del “Drunk Football”.
La iniciativa, que recorrió las redes, tuvo gran repercusión, pero según cuentan los protagonistas es poco probable que repitan por las consecuencias que causan al día siguiente. “Fue doloroso”, coincidieron.
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