04 may. 2025

Un respiro en Paraguay

Hasta ayer jueves Paraguay acumulaba 19 medallas en los Juegos Suramericanos Asunción 2022 (Odesur). Es la primera vez que participan tantos representantes de nuestro atletismo (574 deportistas), no por falta de ganas o de talentos, sino más bien por el insuficiente apoyo económico de nuestros gobernantes, hay que decirlo.

De todos modos, estamos contentos, respirando un poco un aire renovado.

La gente de a pie sí está poniendo la nota resaltante, respondiendo en casa de la manera más auténtica y concreta al pedido de apoyo de los deportistas.

Se siente en las palabras de nuestros medallistas, en los gestos de la mayoría de los atletas, en la participación de los que alientan en familia, entre amigos del barrio y con banderas paraguayas, que no es pura retórica aquello de que hay un “nosotros” que nos une.

Sale a relucir lo mejor de nuestra cultura comunitaria, esa decencia de los que quieren salir adelante, que disfrutan y valoran lo que es bueno para sus conciudadanos y amigos, que tienen sentido de pertenencia y que saben ser hospitalarios también.

Es una actitud que se hace notar con todos sus límites y excepciones, claro, pero incluso en los plagueos sobre lo que desearíamos alcanzar o brindar a nuestros visitantes y no hemos podido todavía, ese “nosotros” solo se hace más evidente.

Y es notable porque esa nobleza nuestra no la hemos aprendido de forma legalista, estructurada o por entrenamiento tipo coaching, es más bien el reflejo –imperfecto ciertamente–, de una luz interior muy arraigada en nuestra historia y cultura mestiza y de la que su mejor expresión es el buen humor que salta en forma de comentarios, memes y otros medios geniales.

Eso sí, cuando nos ponemos en plan de “análisis” formal ya saltan seriedad, gravedad y plagueo. Pero cuando estamos observando los eventos deportivos no hay quien nos quite la camiseta, la emoción, el aliento y la empatía total con los nuestros.

De los comentarios y mensajes que los medallistas paraguayos destacan palabras vibrantes como “emoción”, “maravilla”, “alegría”, “disfrute”, “orgullo”, “nuestra gente” y “gracias”.

Estamos viviendo y respirando juntos un aire menos denso, menos pesimista, menos tóxico en estos días.

Es la verdad. Y no es por el gobierno ni por la organización ni por las estructuras que tienen tantos déficits.

Es que no hay quien no se sienta inspirado con las historias de vida de cada sacrificado y valiente deportista paraguayo como, por ejemplo, don José Centurión, chofer de ómnibus, que a sus 54 tira al arco rebién, o con la exitosa familia Servín que destacan en karate, o con las basquebolistas Marta Peralta y Jazmín Mercado que amamantaron a sus bebés en los paréntesis de su actividad deportiva, despertando la ternura y las felicitaciones generalizadas, con los pynandi del fútbol de playa, con las patinadoras (incluso a Laila que no ganó medallas como Erika, pero nuestro público le dio medalla de corazón por su entrega), los nadadores, los remadores, los corredores, los ciclistas, los fisciculturistas, todos… Incluso nuestra mascota Tirika nos representa bien y ya le tomamos cariño.

Paraguay tiene jóvenes, tiene familias, tiene talentos, tiene identidad cultural propia y tiene futuro. Ojalá tenga también gobernantes más patriotas que no traicionen ni transformen nuestra esencia con recetas ideológicas fallidas que fracasan en todos los países donde se aplican.

Nuestra receta de vida personalista y comunitaria tiene un poder enorme y frutos buenos, nobles. Esa receta fue difícil de desarrollar en el tiempo y conllevó muchos sacrificios conservarla. Debemos aplicarla mejor. Y que los de arriba nos dejen respirar libremente, sin colonización ideológica, por favor.

Paraguay se merece