Andrés Colmán Gutiérrez
Escritor y periodista
La cultura ha sido siempre la cenicienta para la mayoría de los gobernantes y políticos del Paraguay, especialmente del Partido Colorado.
El sector cultural es al que más rápido se le recortan los exiguos presupuestos o se le suprimen las pocas estructuras que intentan desarrollar políticas de formación, a pesar de las limitaciones. Por algo el Paraguay sigue siendo uno de los países con más pobre formación cultural y educativa.
A pesar de hacer gala de una buena formación académica, el actual presidente de la República, Santiago Peña, al parecer responde al mismo atrasado criterio de intentar reducir la acción estatal en el campo de la cultura.

Esta semana, varios referentes del sector estatal nos han confirmado plenamente lo que hasta hace poco era un fuerte rumor: Que existe un plan gubernamental para reducir o fusionar las pocas instituciones estatales que trabajan (con muy escasa infraestructura y exiguo presupuesto) en el campo de la cultura.
Se ha anunciado internamente que la Secretaría de Políticas Lingüísticas (SPL) perdería su rango institucional para pasar a formar parte de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) y ese mismo proceso se podría extender a otras instituciones del sector. Se habla de que también pretenden anexar al Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec) y al Instituto Nacional del Audiovisual Paraguayo (INAP).
Supuestamente, la movida es para achicar el Estado y ahorrar plata, pero llama la atención que el área afectada nuevamente sea el de la cultura. Además, el plan gubernamental cae en gruesas contradicciones cuando el propio Poder Ejecutivo estuvo impulsando aumentos desproporcionados para los legisladores, quienes son los que más recursos públicos dilapidan.
El nuevo atropello gubernamental ya ha provocado pronunciamientos de la Academia de la Lengua Guaraní, el Ateneo de la Lengua y Cultura Guaraní, las cámaras de editores de libros, la Sociedad de Escritores del Paraguay, entre otras organizaciones.
“Cualquier intento de anexión de la SPL a otra cartera del Ejecutivo representará la derogación de la Ley de Lenguas”, advierte la Academia, alegando que sería un retroceso para el sistema democrático.
La comunidad cultural está en alerta y empieza a movilizarse, buscando frenar este despropósito, que solo nos empobrecerá aún más en lo educativo. Ojalá los actuales gobernantes tomen conciencia y rectifiquen su torpe accionar.