Juan Manuel Massare
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Hay superclásicos que quedan marcados en la historia para los equipos o para algún jugador. En la edición 306 del duelo más importante de nuestro fútbol, la figura de Roque Santa Cruz se hizo inmortal en Para Uno.
El capitán y punta de lanza de Olimpia se mandó una nueva actuación magistral. Marcó un póquer de goles y puso al Franjeado un paso más cerca del tetracampeonato.
CON FORTALEZA. El conjunto dirigido por Daniel Garnero demostró carácter para no decaer y recuperarse en dos ocasiones. En el trámite, el local en todo momento se mostró superior, apostando a su ya conocida idea de juego, pero cometió dos errores defensivos y los pagó caro.
A la visita, que sorpresivamente cambió su habitual figura táctica, le costó generar juego. Los dirigidos por Víctor Bernay abusaron de los pelotazos, sus dos carrileros nunca pasaron con claridad a zona ofensiva y en el medio sector, salvo el trabajo de Víctor Cáceres, hubo más confusión que claridad.
En el fondo, la línea de tres improvisada mostró mucha descoordinación e inseguridad en cada aproximación de su rival. El único acierto estuvo en la posición del chico Alan Rodríguez, que estuvo iluminado y efectivo. Encontró dos pelotas y las clavó en el ángulo de Aguilar.
MÁS CLARIDAD. Otro aspecto en el que se mostró superior Daniel Garnero fue en las variantes, en los hombres utilizados y en los momentos. A Víctor Bernay se le complicó el rearmado de su equipo, porque al cambiar de figura táctica, varios jugadores tuvieron que ocupar lugares donde pesaron menos.
Sergio Díaz, quien ingresó después del empate, se terminó perdiendo futbolísticamente. Nunca encontró con quién asociarse cuando intentó mostrar algo diferente.
El inicio en ambos tiempos fue complicado para Olimpia, la tuvo que remar desde atrás, pero gracias a sus propios méritos, en el final, el Bosque fue puro festejo.
9 partidos jugados en Para Uno tiene Olimpia en el torneo Clausura, todos los juegos los terminó con victoria.