El temblor se registró a las 21:54 hora local (2:54 GMT del miércoles 23) y el epicentro se localizó a 33 kilómetros en el océano Pacífico, a 33 kilómetros al suroeste de la localidad costera de Mala, ubicada a 91 kilómetros al sur de Lima, Perú.
El movimiento telúrico se originó a una profundidad de 32 kilómetros de la superficie marina, lo que en Mala, la población más cercana al epicentro, fue sentido con una intensidad fuerte, de grado 5 en la escala de Mercalli.
En un primer momento se reportó que el temblor había sido de una magnitud de 5,8 grados, pero luego fue corregido por el propio IGP. El evento no dejó víctimas mortales ni heridos, según el primer informe del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN).
En un escueto comunicado, el organismo responsable de la atención en casos de emergencias indicó que tampoco había daños en infraestructuras, si bien el monitoreo aún continuaba en las zonas vulnerables.
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Pese a la información oficial, imágenes de televisión y difundidas por usuarios de redes sociales reportan algunas viviendas destruidas en la ciudad de Mala, donde se ubicó el epicentro del temblor.
Asimismo, también se reportaron desprendimientos de rocas que han obligado a cortar algunas carreteras, así como rajaduras de edificios y daños menores en supermercados, centros comerciales e incluso en el aeropuerto Jorge Chávez de Lima, que perdió parte de su falso techo.
El evento no generó ninguna alerta de tsunami en el litoral peruano, según precisó la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú.
El país se ubica en la zona denominada Cinturón de Fuego del Pacífico, donde se registra aproximadamente el 85% de la actividad sísmica mundial.