13 oct. 2024

Un territorio conocido, pero siempre peligroso para Israel

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Frontera. Las escarpadas montañas pueden servir de trampa.

afp

Israel lanzó su cuarta ofensiva terrestre en el sur de Líbano en cinco décadas y sus tropas se ven confrontadas una vez más a un terreno accidentado, sembrado de trampas explosivas y de escondrijos.

Después de bombardear la Franja de Gaza durante casi un año, las fuerzas israelíes iniciaron el 30 de setiembre una operación inicialmente presentada como incursiones terrestres puntuales para hacer retroceder a los milicianos del movimiento islamista Hezbolá en el sur de Líbano.

Ese movimiento islamista proiraní había abierto un frente en la frontera norte de Israel el 8 de octubre de 2023, en apoyo a sus aliados de Hamás, que el día anterior había lanzado una letal incursión en el sur de Israel, que dio origen a la guerra en Gaza.

Tras más de once meses de duelos de artillería, la aviación israelí intensificó sus bombardeos contra posiciones de Hezbolá antes de lanzar su ofensiva terrestre, en una configuración de terreno muy diferente de la del entorno urbano llano de Gaza.

Según el oficial retirado israelí Jonathan Conricus, que combatió en Líbano y sirvió de enlace con las fuerzas de paz de la ONU de 2009 a 2013, la zona de combate es “mucho más grande” que en Gaza y “la topografía es muy difícil para una fuerza invasora”.

“La capacidad de maniobra se limita a las carreteras existentes y todos los caminos discurren por un entorno urbano. El terreno también permite al enemigo (...) utilizar misiles antitanque y artefactos explosivos improvisados”, añadió Conricus, que trabaja para la Fundación de Defensa de las Democracias, con sede en Washington.

Miri Eisen, una exagente de inteligencia de Israel en Líbano, recuerda las empinadas colinas y barrancos durante la invasión israelí de 1978.

“En cuanto cruzas la frontera, bajas y vuelves a subir abruptamente”, explica a AFP.

“Hay rocas que pueden servir de escondite y hay zonas que no pueden ser atravesadas por los vehículos. También es difícil caminar por ahí”, recuerda Eisen, que trabaja en el Instituto Internacional de Lucha contra el Terrorismo, en la Universidad Reichman, en Israel.

Según expertos israelíes, Hezbolá también habría construido una red de túneles subterráneos en las colinas y creado conexiones ocultas en las casas.

Tras una primera operación contra la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en 1978, las tropas israelíes invadieron el país cuatro años después, en otra ofensiva contra la OLP durante la cual sitiaron brevemente Beirut. Después permanecieron en el país durante 18 años. Fue en este periodo de ocupación cuando nació Hezbolá, que lucha contra Israel desde ese entonces.

Años después, en 2006, el ejército israelí lanzó una ofensiva terrestre contra el movimiento islamista, una guerra considerada un fracaso por Israel, que sufrió 160 muertos, la mayoría soldados.

Unos días antes de su asesinato en un bombardeo israelí el 27 de septiembre, el líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, advirtió a su enemigo jurado contra cualquier intento de crear una zona de seguridad en el sur de Líbano. “Este cinturón de seguridad se convertirá (...) en un infierno para tu ejército”, advirtió.

El movimiento libanés opera “de manera descentralizada”, como si fuese una guerrilla, lo que le permite contraatacar en el sur, dice Rabha Said Allam, del Centro de Estudios Estratégicos de El Cairo. “La hipótesis de que golpear a los dirigentes y las comunicaciones de Hezbolá paralizaría el movimiento es errónea”, declaró a AFP.

Mounir Shehadeh, ex coordinador del gobierno libanés para las fuerzas de paz de la ONU en Líbano, afirmó a AFP que Hezbolá tiene un arsenal importante de misiles antitanque y otras armas. “Todavía no las usa. Confía en las emboscadas, las trampas y los explosivos contra las fuerzas que avanzan”, dijo. AFP

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