29 abr. 2025

Un tranvía llamado deseo

Miguel Benítez –@maikbenz

No. No se trata de la emblemática obra del dramaturgo estadounidense Tennessee Williams, cuya representación teatral recayó en el célebre Marlon Brando en 1947, y que posteriormente tuvo sus adaptaciones para la gran pantalla. El título del comentario hace referencia a la también tragicómica historia del ferrocarril en Paraguay, donde la palabra deseo tiene incluso una connotación más intensa.

El tren paraguayo fue uno de los primeros en llevar pasajeros en América, cuando arrancó sus operaciones en 1861. Además, fue el último sistema de transporte con locomotoras a vapor de la región, cuando dejó de operar en 1999. Desde aquel año a la fecha han surgido incontables propuestas de reflotar el añorado ferrocarril, pero todos los intentos, públicos como privados, quedaron en papeles.

Vale recordar que, desde 1887 hasta 1961, el tren nacional fue propiedad de empresarios extranjeros (primero ingleses y luego estadounidenses), aunque el control del mismo prácticamente ya se había perdido durante la Guerra contra la Triple Alianza.

El problema para reactivar el ferrocarril no pasa tanto por la falta de interesados, sino por una carencia de acompañamiento del Estado. Si bien se creó la empresa pública Ferrocarriles del Paraguay SA (Fepasa) en el 2002, no ha existido una política estatal clara, ni visión de apoyo financiero para darle el marco de seriedad a una necesidad tan evidente.

Desde el 2014 Fepasa está emprendiendo la cruzada de rehabilitar el tren de cercanías, de Asunción a Ypacaraí y recién ahora cuenta con una ley para respaldar el proyecto. Días atrás lanzó el llamado para una nueva precalificación del socio que deberá correr con las inversiones, en pos de hacerse con la operación del sistema (modelo joint venture o riesgo compartido). Una precalificación ya se había hecho hace tres años.

La firma China Railway Group presentó una propuesta para construir y equipar el tramo Encarnación-Artigas, el cual fue inundado con el levantamiento de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY). Las conversaciones entre los gobiernos de Paraguay y Argentina por la hidroeléctrica representan una magnífica oportunidad para exigir el financiamiento de este emprendimiento (más de USD 300 millones) pero hasta ahora, ha sido ignorada por las autoridades negociadoras.

ESCEPTICISMO Y URGENCIA. En la última década, varias administraciones de Fepasa, así como representantes de entidades privadas, han preparado proyectos con supuesto financiamiento internacional asegurado, pero nada ha prosperado. Incluso hubo paladas iniciales, que en realidad fueron fantasmales.

Por ende, es válido que la ciudadanía tenga incredulidad ante estas nuevas iniciativas. Pero ese escepticismo se mezcla con urgencia, por lo que ya no puede continuar la nebulosa sobre rieles. No es justo para la población, ni para la historia.

De ver la luz, el tren ayudará a descongestionar el caótico tráfico metropolitano. Más de 300.000 personas al día podrán beneficiarse al utilizar un sistema moderno (si se ratifica que sea eléctrico). La cifra de 1.500.000 vehículos particulares que ingresan a Asunción diariamente podrá ser reducida, lo que conlleva beneficios económicos y ambientales.

Los intereses mezquinos y sectarios deben dejarse de lado si se quiere, de una buena vez, volver a tener el transporte que nos llenó de orgullo hace casi 200 años. Con su gran potencial hidroeléctrico, Paraguay puede ser paradigma mundial de transporte público eficiente y amigable. Solo falta voluntad política y ajustar las prioridades (esto incluye al Metrobús). Más que un negocio, el tren es una causa nacional y es hora de que se lo encare como tal.