Sin embargo, desde 1961, el tren fue sufriendo progresivamente el declive, en parte por el desarrollo automovilístico del área metropolitana, pero en gran medida por la falta de visión para este sistema tan necesario. La negligencia fue tal que, para finales de los 90, nuestro país era el único de Sudamérica con locomotoras a vapor. Así, dejó de circular en 1999 y a partir de entonces empezarían a surgir un sinnúmero de planteamientos para reflotarlo, todos ellos sin éxito. Aunque también aparecieron las compañías oportunistas a buscar una tajada.
Con la creación de la empresa Ferrocarriles del Paraguay SA (Fepasa) en el 2002, se esperaba que el tren lleve adelante una profunda transformación, no solo en el servicio, sino en todo el aspecto urbanístico de la ciudad. Pero fue la desidia de nuestros gobernantes la que diseminó el óxido en maquinarias y durmientes; y permitió los asentamientos sobre la franja de dominio.
Es ese mismo abandono estatal el que hoy ocasionó la pérdida de un estratégico aeropuerto, como es el Nicolás Bo de Villa Hayes. Desde hace tres años no vuela una aeronave en ese aeródromo, clave para las operaciones nacionales, dado que decenas de familias se han instalado a lo ancho de todo el predio. Hasta ahora, nada ha hecho el Ministerio de Defensa para recuperar su propiedad.
Es por eso que cada vez cuesta más creer en las promesas de mejora en el transporte público, especialmente en el tren de cercanías. Hace menos de cinco años, habían sido precalificados oferentes interesados en reactivar el servicio, pero ese concurso fue dejado de lado, pues ahora se está estudiando una nueva alternativa, que es la modalidad elevada. Sin dudas, puede ser una opción válida, pero el gran problema está en las señales que da el Gobierno. No se ve que estén tomando el caso con seriedad, aunque tampoco es exclusividad del gabinete de Mario Abdo Benítez. Desde que se nacionalizó el ferrocarril, ningún titular del Poder Ejecutivo le ha dado la prioridad que precisa el sistema.
Actualmente, no hay certeza en el financiamiento para la reactivación del tren, un déficit que se arrastra desde la propia creación de Fepasa.
INACCIÓN. Finalmente, lo que falta es gestión. Gestión para dilucidar el costo-beneficio del proyecto, gestión para recuperar la franja de dominio en el Departamento Central, gestión para exigir que se repongan las vías inundadas por Yacyretá en el Sur. En síntesis, gestión para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Diariamente, ingresan más de 1.500.000 vehículos a Asunción, lo que demuestra el gran impacto que puede tener un tren eléctrico, tanto para descongestionar el caótico tráfico capitalino, como para cuidar el medio ambiente. Con su gran potencial energético, Paraguay puede erigirse como paradigma mundial de transporte público eficiente con fuentes renovables. Algo ideal en un momento en que se pretende utilizar más la energía de las binacionales dentro de nuestro territorio y generar progreso, antes que cederla a los vecinos por ínfimos precios.
Pero para ello necesitamos que el tren, aquel sistema que nos llenó de orgullo hace casi 200 años, sea encarado como una causa nacional. Que se combatan las estructuras e intereses que hoy deja el transporte público en manos de unos pocos. De lo contrario, el tren seguirá siendo solo un cuento, un cuento que añade nuevas páginas a medida que pasa el tiempo.