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No hace mucho comentábamos que Michael Keaton ya aceptaba participar en cualquier película a pesar de que alguna vez declaró que era muy selectivo a la hora de aceptar los guiones. Lo mismo puede decirse ahora de Liam Nesson, quien protagoniza su cuarta película de acción, aunque ciertamente tiene antecedentes blandiendo espadas en Star Wars y Kingdom of Heaven. Enterrados quedan sus viejos escrúpulos, cuando era más joven y la industria le ofrecía opciones. Al parecer es una crisis que le ocurre a ciertos grandes actores que al final terminan haciendo cualquier cosa por no ser olvidados, y así tenemos a Helen Mirren o Jhon Malkovich, quienes al menos algo de comedia mezclan en esta triste decadencia.
El director Collet-Serra vuelve a confiar en Nesson, con quien lograron un buen producto en Unknown. Aquella vez fueron mucho más cuidadosos y no mostraron la lentitud natural del actor, descuido que fue patético en Taken 2. Ahora, ayudado por los dobles, trucos de cámara y una buena coreografía, incluido el mínimo espacio que implica el interior de un avión, nuestro actor se luce y convence.
Pero además de la buena acción, estamos en realidad ante un thriller detectivesco, y otra vez Collet-Serra logra un buen clima de suspenso hasta el final gracias a un guión preciso en esos términos. Hay muchos sospechosos, y la trama se va desenvolviendo cuidadosamente cumpliendo todos los pasos que se requieren para este género.
Quedamos un poco frustrados por el estúpido móvil que es la causa de muertes y todo el revuelo en el avión. Pero en general vale la pena para entretenerse en estos días de feriados y asuetos. A Nesson al menos lo convenció, por eso ya está filmando Taken 3.