Con un mensaje sobre todo a los católicos que ocupan cargos de responsabilidad pública, el cardenal Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción, denunció una ‘‘profunda crisis moral’’ en el Paraguay, subrayando que la Justicia opera con ‘‘balanzas peligrosamente desequilibradas’’, atentando contra la dignidad humana. Al mismo tiempo, el obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, instó a acercar la mirada hacia los vulnerables y criticó a quienes ostentan poder y abusan de él, como políticos, fiscales, empresarios que explotan a los demás.
Dice el cardenal y arzobispo de Asunción que, en el Paraguay, estamos viviendo momentos muy difíciles, “de una profunda crisis moral, de la ética, de las balanzas torcidas de la Justicia, tiempos de balanzas peligrosamente desequilibradas que contradicen radicalmente el querer de Dios, donde en algunos casos se actúa como enemigo de la cruz de Cristo, atropellando la dignidad del inocente’’.
Durante la misa del segundo domingo de Cuaresma en la Catedral Metropolitana, Adalberto Martínez se dirigió especialmente a los católicos que ocupan cargos de responsabilidad pública para instarles a actuar con “rectitud y ser “testigos del Evangelio en estos ámbitos de trabajo’’.
El cardenal enfatizó en la importancia del reconocimiento y del respeto de la dignidad humana, y recordó que tanto el magisterio social de la Iglesia como la Constitución Nacional la reconocen como un principio fundamental. ‘‘La República del Paraguay se fundamenta en el reconocimiento de la dignidad humana’’, dijo. Y en lo que fue el eje de su mensaje, señaló que una verdadera institucionalidad democrática debe garantizar un Estado de derecho, donde todos los ciudadanos sean iguales ante la ley.
En este sentido, hizo un llamado urgente a una Justicia independiente y libre de interferencias, y que garantice ‘‘una justicia para todos, pronta y sin distinciones económicas o de poder’’. Agregó que ‘‘la Justicia independiente, con probada rectitud, honestidad y patriotismo, debe constituirse en la salvaguarda y garantía para nuestro sistema democrático’’.
El arzobispo pidió a abogados, fiscales, a la Corte, a los jueces a actuar con integridad y sin sometimientos a poderes fácticos, capaces de jugarse por la verdad para administrar y hacer Justicia con balanzas justas y equilibradas.
En la misma línea, y siguiendo la mejor tradición de la Iglesia, el obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, exhortó a no refugiarse en una espiritualidad desconectada de las realidades cotidianas, al contrario, bajar “a la llanura” donde el pueblo sufre.
En una necesaria reflexión en los tiempos difíciles que vive el pueblo, el obispo subrayó las muchas aflicciones que atraviesan muchas familias paraguayas por la falta de trabajo, de dinero para comer o para comprar remedios para los enfermos.
Valenzuela citó al papa Francisco cuando llamó a mirar hacia los más vulnerables, los excluidos de la periferia, los descartados y, al mismo tiempo, criticó a quienes ostentan poder y abusan de él como políticos, fiscales, empresarios que explotan a los demás.
A los católicos planteó que no se conformen con una fe cómoda y pasiva.
“Hoy estamos aquí, en lo alto de la montaña, pero debemos bajar a donde nos necesitan. Esa es la vida cristiana: Llevar la palabra de Dios a los que más sufren”, apuntó el obispo.
Precisamente en este año 2025 del Jubileo, un año en el que la Iglesia celebra la reconciliación, el perdón de pecados, la conversión y la penitencia sacramental, se insta en este sentido a los líderes políticos, empresariales y sociales a un compromiso más firme y decidido que priorice el bienestar de las personas y la protección de la naturaleza. Usar el poder, dice la iglesia, con sabiduría y no en función de intereses personales, o de grupos económicos, que solo buscan ganancias inmediatas y no el bienestar de la sociedad.