Ese porcentaje -más del 20%- triplica la media de la población general global, señaló el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en un comunicado, donde subrayó que la ayuda sicológica a las víctimas de los conflictos ha sido una consecuencia largamente olvidada.
“El apoyo a la salud mental puede salvar vidas en situaciones de guerra y violencia, tanto como la curación de heridas o el suministro de agua potable. Las heridas ocultas no son menos peligrosas”, afirmó en este sentido el presidente del CICR, Peter Maurer.
En opinión del organismo con sede en Ginebra, el apoyo sicosocial y el cuidado de la salud mental deben ser un aspecto fundamental a la hora de enviar asistencia humanitaria y organizar misiones de emergencia en zonas conflictivas.
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“Durante mucho tiempo, los servicios de salud mental han sido abordados de manera tardía en situaciones de conflicto”, admitió Maurer, quien alertó sobre un problema que sigue latente incluso tras el fin de guerras y enfrentamientos armados.
“Cuando los traumas son invisibles, es fácil pasarlos por alto o no darles prioridad, pero la guerra tiene efectos devastadores para la salud mental y el bienestar sicosocial de millones de personas”, subrayó.
Con motivo del día mundial, el CICR ha organizado un sondeo entre 15.000 jóvenes de entre 20 y 35 años en 15 países, en el que un 73% de los encuestados consideraron que las necesidades en materia de salud mental son tan importantes para las víctimas de los conflictos armados como el agua, el alimento o el refugio.
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El mayor apoyo a esta postura vino de los jóvenes de un país en guerra como es Siria, donde ese porcentaje subió al 87%, mientras que en Ucrania, otra nación dividida por un conflicto armado, se alcanzó el 81%.