Cuando algunos integrantes de una organización social están en desacuerdo con algunas posturas u opiniones expresadas a través de una obra o un vehículo de expresión cultural, lo correcto en un sistema de libertades democráticas es contestar a esas posturas con argumentos sólidos, dejando que la sociedad acceda a todas las versiones y saque sus propias conclusiones. Intentar prohibir las opiniones con las que uno no está de acuerdo es más propio de los sistemas totalitarios, como lo fue en nuestro país la larga dictadura del general Alfredo Stroessner (1954-1989).
Por ello, resulta cuestionable la acción adoptada recientemente por los directivos de la Asociación Paraguaya de Productores y Exportadores de Carne (Appec), quienes a través de una nota dirigida a Paolo Berizzi, embajador extraordinario y plenipotenciario de la Delegación de la Unión Europea en Paraguay, exigieron que sea retirada una película documental del XII Ciclo de Cine Europeo que se lleva a cabo en nuestro país, desde el 20 al 30 de mayo, por un circuito de visionado digital.
Concretamente, la organización de ganaderos e industriales cárnicos, manifestó su “indignación y rechazo” por la exhibición del filme documental Los campos envenenados del Paraguay, realizado por el periodista investigador francés Martin Boudot, parte de una premiada serie de documentales titulados Green Warriors (Guerreros verdes), dedicada a investigaciones científicas sobre temas ambientales, que se distribuye a través de importantes plataformas como el canal France 5 y Amazon Prime.
La película, de 52 minutos de duración, busca sostener que el uso de plaguicidas con glifosato en las plantaciones de soja en el Paraguay, muchos de ellos actualmente prohibidos en Europa, ocasionan daños a la salud a pobladores de zonas rurales cercanas a las áreas de cultivos, especialmente a niños y niñas. Para ello se vale principalmente de un estudio realizado desde 2016 por un equipo científico, dirigido por la doctora Stella Benítez-Leite, investigadora de la Universidad Nacional de Asunción, a niños del asentamiento San Juan, en Canindeyú, totalmente rodeados de cultivos de soja, comparando los casos con niños de la compañía Sargento Báez, de Arroyos y Esteros, zona de cultivos orgánicos, comprobando que en el caso de San Juan se manifiestan graves daños que afectan a las células y al ADN, predisponiendo a malformaciones, cáncer y otras enfermedades.

Aunque las conclusiones del informe pueden ser discutidas, constituyen un importante aporte al debate. Sin embargo, los directivos de la Appec, en lugar de responder con argumentos, exigen que el documental “sea inmediatamente retirado de la programación” del ciclo en que se exhibe actualmente, y que además sea “retirado cualquier apoyo de la Unión Europea para su promoción, siendo que el mismo es engañoso, ofensivo y desprestigia no solo la imagen de la fuerza productiva sino del Paraguay mismo”.
Más allá de las posturas divergentes sobre un polémico tema, no se puede pretender avasallar el derecho constitucional a la libre expresión y a la creación artística. Llamativamente, lograron el efecto contrario: que más personas quieran ver el documental.