26 dic. 2024

Una cultura nueva

¡Llegamos al 2021! Ese año tan esperado en el que soñábamos con volver a la normalidad, pero a medida que pasan los días vemos un panorama de contagios y fallecidos en el mundo peor que en el 2020. ¡Que frustrante! Encima nos agarra cansados de cuidarnos para evitar contagios, se suceden las fiestas, práctica de deportes, encuentros con diversos niveles de riesgo y esos descuidos terminan reflejándose en las ocupaciones de las camas de UTI que están al tope, y en las cuarentenas preventivas de familias completas donde se identifican positivos.

Hay pocas ventajas de ser un país chico, pobre y poco desarrollado, una muy valiosa es que, al venir de atrás, podemos observar, evaluar y aprender de los que están más avanzados y de alguna manera anticipar lo que se viene.

Por lo que pasa en China y Europa, adelantados a nosotros en los brotes, picos y rebrotes por varios meses, sabemos que este será un año de idas y vueltas, afectando el desempeño de las empresas y organizaciones. Habrá rubros con bajas ventas por los temores y falta de empleo, ausencias por cuarentenas o enfermedad y el sistema de cuadrillas será el nuevo normal.

“Estoy harto de las reuniones virtuales, quiero tener a la gente enfrente, no es lo mismo”, escuchamos quejarse a los líderes en un intento por volver a los rituales culturales conocidos que funcionaban.

Toda organización tiene una cultura, son las maneras de hacer lo que se valora y prioriza en el día a día, y que permite lograr los objetivos actuando de una determinada manera. Y se expresa a través de rituales. Por ejemplo, una organización jerárquica da instrucciones de trabajo a través de memos, mientras una organización poco jerárquica genera encuentros para tomar decisiones.

La realidad es que no volveremos a la normalidad conocida por un tiempo más largo del esperado y esto obliga a los líderes a desarrollar una cultura nueva creando nuevas formas de trabajo y rituales que garanticen la eficiencia de las organizaciones. Lo primero es identificar aquellos rituales sin los cuales pueden verse afectados la calidad o disponibilidad de los productos o servicios.

Cuando los pongan en blanco y negro se van a dar cuenta que hay varios que no se pueden virtualizar, por ejemplo, algunas constataciones físicas, el afecto que transmite el aroma del café y los saludos físicos, las “puertas abiertas”, compartir situaciones de inmediato dando unos pasos hacia las personas.

Un par de ideas. El afecto de los saludos y el aroma del café podrían reemplazarse por un “check in” sobre cómo nos sentimos, cada uno con su taza de café, y para mantener la cultura de puertas abiertas, establecer horarios disponibles para el toc, toc, ¿puedo?

Socia de ADEC.
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