“Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto…”, escribe con su tremenda pluma el escritor argentino Julio Cortázar en un pasaje del breve relato llamado Instrucciones para subir una escalera.
El aclamado escritor detalló con la simpleza de aquellos que dominan la lengua, cómo se hace para realizar un acto que prima facie pareciera fácil, pero nos recuerda que hay pasos que requieren su estricto cumplimiento –como todo en la vida–, si se quiere lograr un propósito. Este ejemplo es necesario usar en función de las elecciones generales.
Hay que tomar en serio el año que comenzó recién, y si se quiere empleando el tiempo a nuestro favor, ya que se vive la euforia de lo que dejó el último campeonato mundial de fútbol, fiesta a la que nuestra Selección Nacional no fue, obviamente.
Aun así debemos mentalizarnos el 2023 como si fuera que estamos a punto de jugar una final, similar a la que ganó nuestro vecino país hace pocas semanas.
Pero evidentemente, los resultados de abril del 2023 tal vez no tengan el efecto de cambiar definitivamente la suerte de todos por igual, pero será con relación a toda la sociedad como subir un peldaño, siempre y cuando se elija castigar a los que robaron en la pandemia e hicieron que la parca duela mucho, mucho más de lo que debiera doler.
Por lo tanto, la mejor manera de manifestar nuestro deseo de cambio es no votar el 30 de abril por los de siempre, en este caso por el partido de gobierno, que arrastra ya dos periodos consecutivos y detrás, unos 60 años de gobierno que solo se vio interrumpido por la victoria aliancista en el año 2008.
Evidentemente, los que se adueñaron del Partido Colorado tienen solo selectos invitados a la mesa del “vamos a estar mejor”, o si no que hablen las calles atestadas de familias indígenas que sufren de una miseria violenta. No hace falta ser un estudioso para saber que este barco, cuyo timón de mando muestra la insignia de Bernardino Caballero, tiene más náufragos que pasajeros.
De la misma forma, no existe una receta mágica que nos saque del día a la noche del pozo que vivimos como sociedad. No obstante, debemos empezar a obrar diferente y diferente, en este caso, es patear el tablero e interrumpir este sistema que nos afecta a todos de forma horizontal.
Afecta tanto a los empresarios, porque pagan impuestos y aun así, dichas recaudaciones del Fisco no están reflejadas en obras mínimas de infraestructura, elemento importantísimo para crear un buen clima de negocios, cuando no un buen vivir. O al ciudadano menos favorecido, que está en una situación de un eterno movimiento pendular entre la pobreza y la clase media, y que a pesar de pagar en sus compras y ventas el impuesto que más recauda el Estado (el IVA), no ve su aporte reflejado en mejoras en las instituciones educativas a las que envía a sus hijos, debido a la falta de aulas o instituciones que no están dotadas de los complementos tecnológicos imprescindibles para la educación de hoy.
En conclusión, existe todo un instructivo que debemos llevar en cuenta, empezando por no caer en la trampa de los caciques del partido de gobierno, así como tampoco en aquellos que dividen a la oposición con el único fin de abonar el camino para el continuismo.
Una vez que se defina este campeonato decisivo será de un valor incalculable que las élites también se tornen más serias, no rehúyan a la actualización de impuestos, en particular, aquellos rubros que hace años se enriquecen de nuestra economía, pero cuyo aporte en concepto de impuestos al Fisco sigue siendo irrisorio. El sector más sólido de la economía es necesario que también asuma un rol protagonista, así como distintos sectores de clase dirigente de la sociedad civil, de tal forma que exista un futuro para nuestros hijos más allá de las tinieblas.