Para ella, compartir distintas perspectivas de la vida le ayudan a su crecimiento personal. “Me siento realizada e inspirada. Recibo la esperanza que a veces la vida nos roba. Compartir arte es algo que motiva mucho”, agrega.
COMUNIDAD. La orquesta está integrada por 35 niños y jóvenes, algunos de la comunidad aledaña, otros de Mariano Roque Alonso, Ñemby y San Antonio. También forman parte del grupo chicos del Centro Educativo que viven en el lugar por situación de riesgo, por conflictos familiares, evasión escolar, etc.
Renan Reckziegel, su director artístico, explica que una asistente social se encarga de analizar las situaciones de los integrantes. “Los visita y se interioriza de sus casos. Ello con ayuda de los profesores que comunican sobre ellos para darles seguimiento. Hubo el caso de una alumna que tuvo un problema de desvío de columna y se consiguió el chaleco corrector y exámenes médicos gratuitos”, refiere el licenciado en música y especializado en violín.
Con la interpretación de música sinfónica, clásica, folclórica, música popular y andina, este año la orquesta contó con más de diez presentaciones artísticas externas y de encuentros con otras agrupaciones musicales juveniles. Entre sus logros se destacan tres reconocimientos por la labor musical.
Tobías Rojas (11), quien ejecuta el chelo, cuenta que la experiencia le llena de felicidad. “Desde pequeño veía como mi hermana tocaba el violín y por su influencia llegué al Núcleo y ahora soy parte de la Orquesta y me siento muy feliz”, manifiesta.
MÚSICA Y HUMANIDAD. El proyecto de inserción social a través de la música dio sus primeros pasos en el 2003, gracias a la cooperación de organismos internacionales. Actualmente su desarrollo es posible gracias a la cooperación Suiza Bienestar Juvenil en el Mundo. En principio se trató de un programa exclusivo para los chicos de la residencia y con el correr del tiempo fue ampliándose a toda la comunidad. Actualmente cuenta con unos 230 chicos y chicas, dirigido por un plantel de 27 educadores y profesionales que acompañan diariamente la enseñanza técnico musical y humana.
MODALIDADES. Se imparten clases de un total de 26 instrumentos, entre ellos, violín, violonchelo, flauta transversal, oboe, fagot, trompeta y percusión sinfónica. También se realizan clases de canto, danza y teatro. Los horarios van de lunes a viernes, de 13.00 a 18.00, y sábados, por la mañana, en la casa central ubicada en Cedro y Ecuador de Asunción y en el Oratorio San Luis (Comandante Gamarra y Doctor Mario Mazzei).
Para ser parte del grupo, el interesado debe ir acompañado de un mayor de edad para la inscripción. No se paga mensualidad y solo se debe presentar la cédula de identidad. También se ofrecen cursos de lenguaje musical, donde se enseña teoría y percepción de la música. Las clases son dirigidas a niños, desde 8 años, hasta jóvenes de 25 años. No obstante, también se da participación a personas de todas las edades. “Incluso hay alumnos de 73 y 76 años. Hay casos en que los niños vinieron y luego les siguieron sus padres”, expresó el director.
Este año el Núcleo firmó un convenio con el Ateneo Salesiano a través del cual 16 beneficiarios ingresaron para un curso de profesorado superior en lenguaje musical para una posterior certificación del Ministerio de Educación y Cultura. “Nuestro deseo es seguir avanzando en equilibro con lo técnico musical, el desarrollo humano y cristiano de todos los beneficiarios. Queremos que cada joven pueda desarrollar sus habilidades musicales y ser criterioso con la vida y su entorno”, finaliza Reckziegel.
Opiniones
“Me ayuda a desenvolverme”
“Estoy en la orquesta hace 6 años. Me enteré por medio de una invitación que llegó a la escuela. Me decidí a venir porque tenía problemas de aprendizaje. Se dice que cuando uno estudia música se hace más inteligente y realmente esto me ayuda a desenvolverme mejor, tanto en la escuela como socialmente. Ejecuto el violín y el violonchelo”, cuenta la adolescente de 12 años.
“Darles apoyo no tiene precio”
“Estoy como profesor de coro del Núcleo hace 2 años. La experiencia es magnífica. Son chicos de todas las situaciones sociales. Poder trabajar con ellos, darles contención y apoyo no tiene precio. Con la orquesta ellos tienen ese sentido de pertenencia. Los acogemos, les damos una responsabilidad y así ellos evitan caer en malos pasos”, explica.