12 sept. 2024

Una gran pregunta: ¿Puede durar el amor?

La sicóloga Mabel Guillén, magíster en terapia familiar, terapeuta sexual y de pareja, responde a la interrogante de si el amor de pareja puede durar.

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Una interrogante que todas las parejas se plantean una y otra vez, se refiere a la duración del amor: ¿Puede durar el amor? Esto ha sido tema de estudios y discusiones a lo largo de la historia.

El amor, en sus inicios, hace que sea posible realizar grandes proezas y sacrificios, pero, con el correr del tiempo, si se lo descuida, la relación va transformándose en algo rutinario, matizado por dificultades en la comunicación, indiferencia, silencios, sentimientos de desconexión, conduciendo a un alto porcentaje a la ruptura.

Muchos de quienes permanecen juntos, lo hacen por motivos económicos, religiosos, por los hijos, porque tienen una dependencia emocional y sicológica que raya lo patológico, sumándose muchos otros motivos, menos porque se aman.

¿Pero realmente puede durar el amor? ¿Es posible que parejas que permanecen juntas diez, veinte, treinta o más años tengan la posibilidad de experimentar su relación con pasión y romanticismo?

Cuestión de decidir

Quienes logran vivir el amor y sobrevivir a los problemas, dificultades y crisis inherentes a toda relación son porque toman la decisión de amar cada día a la misma persona. A esa persona que cambia con el tiempo, tanto física como emocionalmente.

Para experimentar el amor en toda su plenitud, hay que reconocer que, si bien en sus inicios es frágil, se consolida en la medida que el compromiso, la responsabilidad y el respeto mutuo se arraigan con más fuerza decidiendo racional, inteligente y voluntariamente amar.

La pareja que pretenda que su relación permanezca impregnada, no solo de ternura y cariño, sino también de amor, romance y pasión, sabe –o debería saber– que los momentos de desilusión, diferencias de opiniones, discusiones, incluso, en ocasiones, de sentir “hasta aquí llego, no te aguanto más” son parte de la vida en pareja.

En situaciones como las descritas, el perdón tiene un papel fundamental para superar la mayoría de las crisis y conflictos. Cuando ambos buscan y entregan perdón es posible lograr satisfacción y una vida amorosa plena, además de que ayuda a superar los obstáculos.

Intereses cambian

Quienes permanecen juntos, entienden (o deberían entender) que los intereses van cambiando a medida que pasa el tiempo.

El trabajo, la crianza de los hijos, aspectos económicos, la salud, que con la edad se vuelve más frágil, las crisis normativas de cada etapa (llegada de los hijos, escolarización, adolescencia, nido vacío, entre otros) y las no normativas (enfermedades crónicas, esterilidad, muerte de un hijo, muerte de uno de los padres en edad temprana, cesantía, etc.), son factores que implican reorganizar y redistribuir el foco de atención.

Esto y muchos otros aspectos hacen necesaria la disposición de aceptar al otro sin intentar cambiarlo “a la pinta” de uno y al mismo tiempo aceptarlo con los cambios tanto físicos, cognitivos y emocionales.

Toda la vida

A continuación, entregamos algunos pocos de los muchísimos aspectos que ayudan a amar y disfrutar con la misma persona durante toda la vida, entendiendo que cada uno de estos, deben ser analizados en profundidad:

• Valorar, validar las emociones de la pareja, así como sostenerse mutuamente.

• Estar disponible para la pareja, responder a las necesidades e involucrarse el uno con el otro.

• Apoyar al crecimiento personal, admirarse el uno al otro, celebrar los logros, sin competir.

• Sentirse cómplices el uno con el otro.

• Mirarse a los ojos cuando hablan.

• Cultivar la admiración el uno por el otro

• Hacer sentir al otro, la persona más importante en su vida.

• Intencionar momentos para estar juntos sin interrupciones.

• Cada cierto tiempo, hacer un alto para evaluar sobre los sueños y proyectos logrados y trabajar para que sigan haciéndose realidad.

• Manejar adecuadamente los conflictos.

• Generar complicidad y espacios para realizar actividades que les gusta y los une.

• Reconocer los lenguajes de amar del otro y los de uno mismo.

• Buscar lo nuevo y diferente en la vida sexual (sin idealizar), haciendo que cada encuentro sea disfrutado plenamente por ambos.

• Encantar descubriendo nuevas facetas del otro

• Emocionarse redescubriendo la pasión y sensaciones que estuvieron al principio de la relación.

Decir “estamos juntos, nos amamos y queremos envejecer juntos” es un desafío y una decisión que vale la pena vivir.

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Profesional. Mabel Guillén, magíster en terapia familiar. Terapeuta sexual y de pareja. Fundadora y directora de Cetefic (Centro de terapia familiar y de pareja Icthus).

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