CIUDAD DEL ESTE
La psicóloga Juliana Quintana Rausch, madre de 4 hijos, de los cuales uno tiene trastorno del espectro autista (TEA) y otro con trastorno por déficit de atención (TDA), convirtió su experiencia personal en una misión educativa y de concienciación en el Alto Paraná.
A partir de la realidad en su hogar y en su vida profesional, se adentró en el mundo del TEA, un tipo de trastorno del desarrollo que impacta en la vida de muchas familias.
“Impartimos charlas sobre autismo en las escuelas, colegios y universidades en todo el Departamento de Alto Paraná. He capacitado en más de 250 escuelas y luego he recorrido supervisiones, colegios, universidades y comunidades de padres sobre la condición del autismo y la inclusión efectiva de los pacientes”, comparte Juliana, quien se ha especializado en el área para poder brindar la mejor atención posible a sus hijos.
“Me tuve que especializar para ayudar a mi hijo con TEA y a mi hija con TDA. Y todos los días, aprendo algo nuevo. Estoy por defender mi maestría en dificultades de aprendizaje en alumnos con TEA y TDAH, y estoy en el tercer año de la carrera de Psicopedagogía, mi segunda carrera de grado, donde encuentro mi vocación”, comenta con orgullo.
DETECCIÓN. Juliana resalta un aspecto crucial en la crianza de niños con TEA, y que muchas veces pasa desapercibido. Es poder detectar de manera temprana las señales y proveer los apoyos necesarios para mejorar la calidad de vida de los niños y niñas.
“Las personas con autismo tienen dificultades en la interacción y comunicación social; además de presentar comportamientos repetitivos e intereses restringidos, que son acompañados en la mayoría de los casos por un sistema sensorial comprometido, así como también algunas áreas del neurodesarrollo”, señala.
La lucha de Juliana no se detiene en la educación. Como coordinadora de la regional en Alto Paraná de la Asociación Paraguaya de Padres y Tutores de Personas con TEA, y representante de la discapacidad psicosocial, golpeó muchas puertas en busca de proyectos y oportunidades que mejoren la calidad de vida de quienes tienen este trastorno.
“Sabía que ser perseverante me iba a servir de algo en la vida. Eso me impulsa a tocar puertas y seguir luchando por los derechos de las niños, jóvenes y adultos con autismo. Tengo tanto que contarles. Años de lucha”, expresa sobre su largo recorrido.
RED DE SERVICIO. A instancia de esa perseverancia y empatía, tanto en Ciudad del Este, Hernandarias, Santa Rita, Minga Guazú, Presidente Franco, Itakyry, como en otras ciudades más, se logró crear redes de familias, docentes y profesionales en Alto Paraná, que trabajan por una sociedad más inclusiva para este sector de la población.
Paraguay es el único país en la región que no tiene políticas públicas implementadas a favor de las personas con autismo. Es por eso que, como organizaciones civiles, se ven en la necesidad de autogestionarse para lograr accesibilidad y servicios en las instituciones públicas y privadas.
Recuerda que a través de la asociación que preside, en la Municipalidad de Ciudad del Este, tras varias reuniones con el intendente Miguel Prieto, se consiguió habilitar una caja preferencial para la atención a personas con TEA, que se suma a las cajas para personas con discapacidad, de la tercera edad y embarazadas. “Se hizo realidad este pedido y este sueño de todas las familias de Alto Paraná, que tienen familiares con autismo”, dice.
CORRIDA. A su vez, mediante las gestiones de la Asociación Paraguaya de Padres y Tutores de Personas con TEA, regional Alto Paraná, están trabajando en la quinta edición de Paraguay corre por el autismo, una carrera que busca sensibilizar y crear conciencia sobre el autismo en el décimo departamento.
Este evento se llevará a cabo el próximo 15 de setiembre en las instalaciones del Parque Lineal Itaipú, ubicado en el Área 1 de Ciudad del Este. Esta iniciativa propone promover espacios para dar visibilidad al autismo y avanzar hacia una sociedad más inclusiva y comprensiva.
La campaña ofrece una oportunidad para que personas de todas las edades, niveles de condición física y habilidades se unan en un gesto simbólico de apoyo.
Con estas y otras acciones, demuestra cómo la experiencia propia puede transformarse en un motor de cambio no solo para su familia, sino para toda una comunidad que busca mayor comprensión y apoyo para las personas con TEA y TDA.
