27 abr. 2025

Una multitud pide justicia en el último adiós a Isamar

Consternación, dolor e impotencia se conjugaron ayer en la marcha docente, y la inhumación de los restos mortales de la profesora Isamar Auxiliadora Cabral Aguilar, asesinada el martes 27 pasado por criminales que le robaron su automóvil.

A las 08:00 comenzó la marcha docente desde la Plaza Pinedo con una gran concurrencia de educadores que pidieron justicia para la docente fallecida y garantía para los trabajadores en el Norte. “Esto no puede seguir, la inseguridad aumenta en nuestro departamento y necesitamos que las autoridades tomen acciones”, dijo Norma Villasanti, educadora jubilada.

La marcha paró frente al Ministerio Público de la ciudad, donde también pidieron castigo para los autores del crimen acompañado de pancartas y cánticos.

Posteriormente, la comitiva siguió hasta 5 cuadras antes del camposanto donde esperó el féretro de la joven maestra. El encuentro fue emocionante, ya que sus colegas cantaron y lloraron amargamente dirigiéndose hasta su última morada.

“Creemos que tenemos que reunirnos con las demás autoridades a ver qué acciones tomamos, esta docente era una mujer noble entregada a Dios y así la mataron”, dijo Cecilio Martínez, supervisor educativo.

Hubo manifiesto de todos los sectores de la educación y también de las fuerzas vivas. Los festejos por el Día del Maestro quedaron suspendidos.

Imputado. La fiscala Silvia González imputó por homicidio doloso a Germán Clavelino Larrea, quien ya fue demorado desde la mañana del jueves. El mismo fue el encargado de llevar el automóvil de la educadora desde Loreto a Yby Yaú, supuestamente a pedido de Hilario Gayoso Duarte (40).

Larrea habría contado a los investigadores que el autor material del homicidio fue Gayoso, quien, en un ataque de irá, ahorcó a la mujer.

Sobre Gayoso pesa una orden de captura. En el transcurso de este viernes, la fiscala González confirmó a los medios que Germán Larrea es pariente de los Jara Larrea, miembros de la Agrupación Campesina Armada, ya en estado de extinción.


la criminalidad y su secuela de sangre y muerte